Cuando a elCaribe llegó el dato de que de las 372 escuelas licitadas y asignadas por el gobierno con el propósito de construir progresivamente 10 mil aulas durante el año 2013, por lo menos 231 no tenían solares asignados, no lo podíamos creer. ¿Cómo va a ser que el Plan de Edificaciones Escolares para resolver el déficit y al mismo tiempo, darle un impulso a la economía, andaba de esa manera?
Era como para caerse de espanto o explotar de la risa. Que el gobierno desembolsó RD$2 mil 800 millones para las obras, sin que se tuviera certeza de dónde serían levantadas, que no había un inventario de los lugares y que los mismos deben llenar ciertas especificaciones, lo que ameritaba un levantamiento previo. ¡No, imposible!
¿Qué pasó? En este caso, ni siquiera se puede hablar de lo mala consejera que es la prisa, porque una cuestión de esa envergadura no podía estar sometida a la improvisación.
A los ingenieros que les asignaron las escuelas se les advirtió sobre el uso del dinero, pero al mismo tiempo se lo entregaban sin que se supiera los sitios donde serían invertidos. Esto es muy grave, y ciertamente coloca en una situación muy fea a las autoridades. ¿Cómo indujeron al Presidente a semejante desaguisado, cuando se sabe muy bien que hay el compromiso de construir las aulas este mismo año?
El gobierno no tiene más alternativa que declarar de alta prioridad la ubicación de los terrenos para construir las escuelas, por razones que no ameritan mayores explicaciones. Son demasiado obvias.
En todo esto, hay que saludar la actitud de la ingeniera Franchesca de los Santos, viceministra de Obras Públicas, por la honestidad con que ha ofrecido toda la información sobre la situación.
Lo que ha ocurrido debe ser una alerta al Presidente Medina.
