Apostemos a un nuevo año venturoso

La llegada de un nuevo año será siempre ocasión propicia para abrigar expectativas y renovar esperanzas. Las personas aprovechan este momento para pedir cosas que suelen estar vinculadas al deseo de mejorar sus condiciones de vida.Esto…

La llegada de un nuevo año será siempre ocasión propicia para abrigar expectativas y renovar esperanzas. Las personas aprovechan este momento para pedir cosas que suelen estar vinculadas al deseo de mejorar sus condiciones de vida.

Esto explica la aspiración espontánea de esperar que con el pasar del tiempo tendremos una sociedad distinta, sobretodo basada en la distribución equitativa de los bienes y servicios que los ciudadanos reclaman y merecen.

El 2015 fue un año matizado por situaciones positivas y por otras que sin lugar a dudas dejarán una marca indeleble en la vida de los dominicanos. La violencia generalizada y el crimen y su estela de luto y dolor siguen siendo para esta sociedad un dolor de cabeza interminable.

La violencia en los hogares y aquella producto de conflictos derivados entre personas que todavía no son capaces de dirimir sus diferencias practicando la tolerancia como mecanismo de solución, igual nos aturden y conminan a pensar en un nuevo modelo de convivencia social.

Somos conscientes de que desde el gobierno se hacen ingentes esfuerzos para revertir este estado de cosas que nos ahoga en un laberinto de preocupaciones, temor, y por ratos de angustias inconsolables.

La gente siente miedo hasta en sus propias moradas. No hay día en que no seamos testigos involuntarios de los más horrendos crímenes, cometidos por individuos que sin piedad ni reparos quitan la vida de sus semejantes, muchas veces hasta por motivos tan insignificantes que no vale la pena reiterar.

El presidente Danilo Medina ha sido cónsono con su discurso de que enfrentará el crimen organizado, el narcotráfico y sus principales promotores. Y vale decir que se han logrado avances significativos.

Pero también está la violencia que se genera como resultado de la amplia brecha que separa a ricos y pobres. Y en este renglón, seguro de que es la forma más idónea de combatir este flagelo, el presidente Medina ha invertido cuantiosos recursos no solo para incentivar la producción nacional y producir empleos, sino para apoyar sectores históricamente apartados de las actividades productivas.

El germen de la corrupción se inscribe igualmente dentro de las tareas pendientes por resolver. No merece espacio en esta reflexión de fin de año llover sobre mojado, al referirnos al grado en que pueda afectar el correcto desenvolvimiento de la Administración Pública.

Lo que sí es altamente preocupante es que el Estado dominicano todavía no se haya podido librar de individuos que van al gobierno a usufructuar la cosa pública. Y peor aún, a entorpecer el plan de desarrollo nacional del cual depende la prosperidad de las futuras generaciones; de la República Dominicana del futuro.

Las tasas de desempleo, de mortalidad infantil y materna han descendido notablemente. La política alimentaria y el primer nivel de atención en los hospitales públicos también representan mejoras sustanciales, acompañado esto de mayor acceso de la población más vulnerable al sistema nacional de salud.

En fin, pienso que el 2015, con sus altas y bajas, fue un año donde demostramos que somos capaces de levantarnos y seguir adelante. Este 2016 inicia con una campaña política que esperamos esté basada en promesas de proyectos que resulten viables, y no en sueños que solo buscan engañar al electorado para obtener su simpatía.

Mi mayor deseo al finalizar este año es que aunemos esfuerzos para ser capaces de trabajar unidos y así construir una sociedad mas justa y mejor organizada.

¡Feliz Año Nuevo!

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