La falta de iluminación y una deficiente señalización en los 18 kilómetros de la autopista 6 de Noviembre representa un peligro cotidiano.El tránsito no controlado de vehículos pesados constituye otro agravante para hacer de la autovía, considerada como puerta de entrada a la región sur del país, uno de los puntos donde se registra mayor número de accidentes de tráfico.
La estación de peaje es el único lugar que está iluminado. A partir de ahí, hay que recorrer seis kilómetros para volver a ver la luz que proviene de tres lámparas, cuya energía es suministrada por un motel y una planta de gas.
Oscuridad favorece delincuencia
Así ocurre a todo lo largo de la autopista donde la escasa iluminación del tramo carretero proviene de industrias y negocios privados, situación que, según moradores del lugar, es aprovechada por los delincuentes que se esconden en los matorrales para cometer asaltos a mano armada.
“Después de las seis de la tarde esto no se vé, los ladrones se ponen chicotes para atracar a los motoristas y se esconden en toda la orilla. También ocurren muchos accidentes, ahí mismo se viró un camión y se mató el chofer hace como quince días”, dijo el motoconchista Fernando Dipré Félix, quien aprovechó para pedir la colocación de lámparas en la entrada de los barrios 5 de Abril y La Guandulera de San Cristóbal.
Faltan barandas
Otro factor que contribuye con la inseguridad de los conductores es el deterioro de las barandillas laterales, que en muchos tramos brillan por su ausencia.
El descuido es evidente además de la gran cantidad de maleza y basura a ambos lados del paseo, así como en la isleta central de la carretera.
Pese a que en octubre del año pasado la empresa Dominicana de Vías Concesionadas (Dovicom) inició el proyecto de rehabilitación de la carretera inaugurada por Joaquín Balaguer en 1992, que abarcaban la pavimentación, señalización y construcción de cunetas y desagües, así como la iluminación, quedó inconclusa.
