Una hilera de banderas de distintos países da la bienvenida a los visitantes de la plaza rebautizada como “Parque Iberoamérica”, luego que el cabildo capitalino asumiera este espacio público.Tras casi un año de intervención, la primera etapa de la plaza fue inaugurada este lunes por el alcalde Roberto Salcedo con la presencia de diplomáticos de varios países y ejecutivos del ayuntamiento.
La plaza, ubicada en el sector La Esperilla, ofrece a los visitantes una serie de instalaciones como gimnasio público, dispensario médico, carriles especiales para montar bicicleta y un gran dispositivo de seguridad conformado por 48 policías municipales.
Próximamente contará con una cafetería y un área infantil.
Se exhiben iguanas
Otro de los atractivos del lugar es una especie de mirador donde se exhiben seis ejemplares de iguanas de las especies ricordi y rinoceronte, para deleite de los visitantes.
Dentro de los trabajos pendientes se encuentra la habilitación de la cueva de Santa Ana, en avanzado deterioro, donde según el cabildo se colocará una verja perimetral de alta seguridad.
La plaza, donde décadas atrás estuvo el Zoológico Nacional y que actualmente alberga el Conservatorio Nacional de Música, es visitada por cientos de ciudadanos para ejercitarse y tomar clases de teatro, danza, pintura y música.
Tras la remodelación, sólo se permite el acceso peatonal por la avenida Bolívar. Los vehículos deben hacerlo por la avenida Pedro Henríquez Ureña. Personas consultadas por elCaribe valoraron positivamente la iniciativa del ayuntamiento, principalmente por el aumento de la seguridad, sin embargo criticaron el cambio de nombre.
“No me gusta la idea del cambio de nombre, pero hay que respetarlo porque ellos son las autoridades y son los dueños del país”, afirmó con sarcasmo la estudiante de música Damaris Frías.
Piden más atención para academia de música
Estudiantes deploraron que se haya invertido tanto dinero en el parque cuando la infraestructura donde estudian necesita ser remozada, incluyendo el sistema de iluminación interior. “Lo que nos preocupa es que nos estén desplazando de aquí, éste es nuestro espacio, están subestimando el valor de la música y no reconocen el Conservatorio como deberían. El Gobierno debe respaldar más al Conservatorio”, afirmó Daniel Cabrera, estudiante de piano clásico. Otra de las precariedades evidentes es la falta de aulas, que obliga a varios niños a recibir clases de pintura al aire libre, debajo de un pequeño kiosco.
