Mala calidad del agua impulsa un gran mercado

La carencia de agua, por un lado, y la mala calidad de ésta por el otro constituyen un caldo de cultivo para el fortalecimiento del mercado formal e informal de ese líquido.

La carencia de agua, por un lado, y la mala calidad de ésta por el otro constituyen un caldo de cultivo para el fortalecimiento del mercado formal e informal de ese líquido.Cuando el agua es de mala calidad  genera un conjunto de afecciones y enfermedades en los seres humanos, sostienen expertos en medicina.

La cobertura de agua en el país (partiendo de las personas que tienen ese líquido en el espacio donde viven) es de apenas 46.3%, por acometida (instalaciones en las viviendas), y llega a 67% cuando se considera la existencia en los patios, de acuerdo a declaraciones del director ejecutivo del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (Inapa), Alberto Holguín. Sin embargo, el mismo funcionario aclara que el hecho de que haya instalaciones no significa necesariamente que el agua llega por las tuberías.

El economista Miguel Ceara Hatton, plantea que hay dos problemas con el abastecimiento de agua. Uno es la calidad del agua, que desde su punto de vista no está resuelto, y el otro problema que cita es la cobertura, es decir, el bajo porcentaje de la población que recibe el líquido.

Un elemento que ha posibilitado que en el país las empresas comercializadoras se hayan fortalecido tanto, está ligado a la calidad del agua. “El agua de los acueductos es muy mala”, asegura Ceara Hatton. “Aunque el agua pueda estar potable en la fuente, el sistema de drenaje y de las tuberías es de muy mala calidad y crea un serio problema de la calidad del agua”, expone. Desde que la gente perdió la confianza en los acueductos, al sector embotellador de agua, (al formalizado) le ha ido tan bien, que genera unos 9,000 empleos directos y más de 120 mil indirectos y crece a un ritmo de seis y siete por ciento anual.

Los ingresos que genera el ramo son de alrededor de RD$2,000 millones. De acuerdo a los números ofrecidos por el presidente de la Asociación Dominicana de Embotelladoras Aguas Purificadas (Adeagua), David Toribio, las inversiones de las empresas formales de ese renglón sobrepasan los RD$4,500 millones. Dentro de Adeagua existen entre 100 y 110 empresas que aportan al producto interno bruto cerca del 1%, según Toribio.

Mientras otros datos ofrecidos por conocedores del negocio indican que la cantidad de empresas informales de agua supera a las embotelladoras de agua que actúan con apego a la ley y pagan sus impuestos al fisco. Esas empresas  informales son las que comercializan el agua de los llamados “camioncitos” y otras que desde la clandestinidad y burlando los controles oficiales, se llevan una importante “tajada” del negocio de agua.

Sobre la venta de agua a granel no existen estadísticas precisas, por tratarse de un área sobre la cual no se tiene mucho control, a pesar de que las autoridades hacen asomo cada cierto tiempo de que “cogerán el toro por los cuernos”.

El economista Pavel Isa Contreras sostiene que la inversión en agua es la inversión en infraestructura más crítica y de mayor impacto social, por sus consecuencias en la productividad agrícola (riego) y en la salud (agua potable).

El experto sugiere que hay cuatro rubros de gastos que deberían tener alta prioridad en términos de montos: educación, salud, agua y agropecuaria. “El ahorro en gastos en salud que tiene la inversión en agua potable y en alcantarillado y servicios sanitarios de calidad es elevado”, plantea.

Expertos y la OPS hacen las advertencias precisas

Isa Contreras y a Ceara Hatton coinciden respecto a que el mercado de agua embotellada ha crecido más, no por la falta de agua en las redes sino por las dudas sobre su calidad.  Los dos economistas, que han trabajado el tema de desarrollo humano, no están lejos de la realidad, si te toma en cuenta lo que plantea el médico infectólogo Clemente Terrero. El experto indica que el consumo de agua con componentes químicos puede desarrollar trastornos y enfermedades renales lamentables. Terrero se refiere, por ejemplo, a cuando la gente,  por falta de agua sana tiene que usar la de pozos. De otro lado, se refiere a las enfermedades infecciosas, como el dengue, que se derivan de la carencia de agua. “Por la escasez, la gente tiene que acumular agua para suplir sus necesidades básicas y eso predispone para la crianza y desarrollo de mosquitos”, aseguró. De su lado, la representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el país, Lilian Renau, dijo que “se ha avanzado en el tema de agua y saneamiento, pero existen áreas que requieren  inversión y poder llegar a un nivel que podamos decir que todos los dominicanos tienen acceso a agua segura”.

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