En la pasada entrega comentábamos nuestra preocupación por la falta de apoyo que reciben los creadores dominicanos al momento de presentar una muestra. De hecho, debería existir un programa coordinado por el Ministerio de Cultura para darle seguimiento a las exposiciones, involucrando a otras entidades tanto públicas como privadas. Pues la puesta en escena del arte contribuye a la creación de ambientes de paz y distracción que tanto se necesita por estos días.

No obstante, con el fin de que sea un proyecto consistente, las exposiciones que se realicen a través del Ministerio de Cultura deberán pasar por un jurado de selección, que permita que además de sortearse los espacios destinados a la exhibición de obras de arte por parte del Estado, se pueda conservar un registro documental de las mismas y, los trabajos presentados, puedan clasificarse dándoles participación a todas las modalidades, entiéndase: escultura, pintura, grabado, dibujo, instalación, video arte, entre otros.

Muchos comentarán que esta sugerencia no tiene asidero, considerando que en el mes son muchas las exposiciones que se inauguran, pero por lo regular se trabaja de manera improvisada para mantener una vigencia en el medio. Esto genera la falta de catálogos que refrenden en el futuro lo presentado, también la ausencia de investigación, pues la más de las veces, se recogen comentarios realizados por especialistas en torno a otras entregas. Más todavía, se reúnen piezas sin ningún orden lógico ni motivación alguna que le sustente.

Por todo lo antes expuesto, es preciso crear un espacio plural donde haya mayor interacción por parte de los que tenemos algún vínculo con el arte y la cultura. De esta forma, proyectos como Photoimagen, que recién se inauguró esta semana, lograrán mayor impacto en el público. Aunque debemos destacar que es de los eventos mejor organizados en nuestro medio. No obstante, insistimos en que hace falta documentar cada vez más la producción visual. Hay que darles cabida a los diseñadores, a los críticos, curadores y museógrafos. Debemos trabajar en equipo.

Hemos estado reflexionando como siempre sobre el contexto artístico nacional. De hecho, y a pesar de las múltiples ocupaciones que tenemos, ha surgido la idea de presentar una muestra que recoja nuestras inquietudes sobre el arte como reflejo de las problemáticas sociales que se suscitan en nuestro medio.

Sin embargo, resulta difícil poder llevar a la práctica los ideales, pues el “querer hacer” cuesta y mucho. Una buena exposición, además de la selección de los trabajos, su correcta disposición en la sala de un museo, galería o centro de bienes culturales; amerita que se presente un buen catálogo con valoraciones que soporten el valor estético de las piezas. Más aún, es conveniente coordinar la difusión antes, durante y después del evento, entre otros aspectos no menos importantes.

Desde hace un tiempo se vienen realizando producciones cinematográficas que por medio de la Ley de cine cuentan con el respaldo de un sin número de empresas. Ahora bien, ¿qué ha pasado con las artes visuales? O mejor aún, ¿qué ha pasado con la Ley de mecenazgo? Claro que nos queda la duda de si aprobada la Ley de mecenazgo las cosas podrían ir mejor. Esto así, pues con el cine, a nuestro modo de ver, no se reconocen los aportes, salvo contadas excepciones.

Más claramente, las producciones realizadas hasta el momento, en su mayoría, no responden a los niveles de calidad en esta materia. No dejan de ser dobleces sobreactuadas de la realidad que revelan la falta de profesionalismo y preparación que existe en esta materia. Pues lo que se ha hecho en buena medida es llevar la mala comedia al cine.

No es que estemos en contra del cine dominicano, pues hay trabajos que merecen la pena, pero entendemos que el Ministerio de Cultura debería tener más control de lo que se produce y propiciar que además de apoyar el cine, se apoyen los proyectos de exposiciones, las presentaciones de teatro, de danza, de música clásica, etc. con el fin de elevar nuestra cultura. Continuará.