El Brexit: las fracturas de la globalización

El economista Ricardo Fuentes-Nieva declaró al periódico El País: “En todo el mundo hay estancamiento de salarios, desencanto con las élites, concentración de la riqueza…”. Y es que lejos de impulsar un mundo sin fronteras, la globalización&#8

El economista Ricardo Fuentes-Nieva declaró al periódico El País: “En todo el mundo hay estancamiento de salarios, desencanto con las élites, concentración de la riqueza…”. Y es que lejos de impulsar un mundo sin fronteras, la globalización ha producido fracturas en sociedades tan maduras como la del Reino Unido. El ex primer ministro socialista Gordon Brown ha afirmado que “un referéndum, que comenzó como un intento de superar las divisiones en el partido Conservador, ha dividido ahora el país entero…”, que de acuerdo a Brown, “la velocidad, alcance y escala de la globalización han provocado cambios sísmicos en nuestra economía”, causando el “colapso de las manufacturas” y el desempleo de los trabajadores semi calificados, devastando sus comunidades.
Estos vertiginosos cambios han producido incertidumbre entre ciudadanos, que han visto afectados su nivel de vida y cuestionada su identidad. “La reacción ha sido el movimiento antiglobalización, cuyo pararrayos es la migración.”

El académico conservador de origen ruso, Leon Aron, del Instituto Empresarial Americano, considera que la creciente desigualdad está acompañada de una “enorme brecha” entre las creencias de las élites occidentales “posmodernas” y “poscristianas” por un lado, y las masas de sus países. Para las élites, nada o casi nada, está “escrito en piedra.” “Todo es fluido, circunstancial, pragmáticamente determinado”. Las fronteras “son un anacronismo, por lo tanto apoyan proyectos esencialmente elitistas y burocráticos, tales como la UE, Schengen Europa sin fronteras”…

Del otro lado están millones de personas que anhelan certezas, quienes creen que hay una jerarquía absoluta de valores. Que existe “el bien” y “el mal”… Para ellos, Dios no está muerto. También creen con Régis Debray, que “las fronteras son un factor de paz, porque evitan que la personalidad de la nación se disuelva; se fragmente…”.

Joseph Stiglitz, nobel de Economía, señala los comportamientos cuestionables de una parte de las elites, pues las especulaciones de los banqueros provocaron la crisis del 2008, y en la City, en Londres, manipularon las tasas de interés Libor y de cambio de las monedas. Élites capaces de escribir las reglas a su favor, la llamada “corrupción legal”, facilitada por abogados de alto calibre, que erosiona la legitimidad de las instituciones, demostrada por el rechazo al capitalismo por un 51 por ciento de los americanos de 18 a 20, de acuerdo a una encuesta de Harvard, publicada por Foreign Policy, en abril 2016.

Angus Deaton, nobel de Economía, afirma que cuando los ciudadanos se convencen que su destino no importa, la gente se enoja y la comunidad se divide en bandos. “Podríamos estar en desacuerdo con los remedios que buscan, pero ignorar sus quejas legítimas, los pone y nos pone en riesgo”. Para relacionar la ideología de estas élites extranjeras con nuestra realidad, recomiendo leer “Bosch y las dos fracturas de la sociedad dominicana,” publicado en abril de 2014, en este periódico.

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