experiencias estresantes en las distintas etapas de la vida, son necesarias para crecer. Recientemente se ha revelado que existen vínculos entre ciertas dosis de estrés y la madurez sana.

“Bajas a moderadas cantidades de estrés son necesarias para un crecimiento integral. Lo que es dañino son largas dosis de estrés incontrolable”. (Vivir en la pobreza o pérdidas irrecuperables, por ejemplo).

Se estima que situaciones cargantes en los distintos momentos de nuestro desarrollo, gradualmente fortalecen los músculos cerebrales.

Sin ese “buen estrés”, se atrofian y si de repente reciben una sobrecarga -una prueba difícil que nos llegue-, resultan dañados. “Personas más felices y saludables han tenido al menos alguna temprana exposición a experiencias negativas”, concluyen las revelaciones. l

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