El bulevar de la 27: un sueño roto por el descuido

Así como la canción del español Joaquín Sabina, así se encuentra el otrora paseo comercial de la avenida 27 de Febrero que una vez sirvió para el esparcimiento.

Así como la canción del español Joaquín Sabina, así se encuentra el otrora paseo comercial de la avenida 27 de Febrero que una vez sirvió para el esparcimiento.La atractiva obra construida en el año 1999 durante la primera gestión de Leonel Fernández, era considerada el lugar del momento, donde coincidían personalidades de la política, empresarios y diplomáticos, pero también los ciudadanos de a pie.

El lugar era catalogado como un museo público de las artes por las originales esculturas que se extendían a lo largo de los 640 metros cuadrados del “Paseo de las Trinitarias”.

A trece años de su pomposa inauguración, hoy no es más que un espacio muerto, utilizado por limpiavidrios, venduteros y alguno que otro caminante que se ejercita por las mañanas.

De los 16 gazebos en donde se ofertaban libros, comida, bebidas y artesanías no queda ni rastro, todos han sido demolidos, y sus espacios cubiertos por residuos de bloques de concreto.

El descuido también se evidencia en la falta de varias baldosas y tapas del alcantarillado. También de sus bancos.

Inversión millonaria

El ambicioso megaproyecto diseñado por el arquitecto Dany Pérez, conformado por un conjunto de obras arquitectónicas, escultóricas y ornamentales, en el que se invirtió RD$69 millones, hoy se ha reducido a una “pieza arquitectónica simple con un contenido artístico”, según las palabras del secretario general del Ayuntamiento del Distrito Nacional,  Domingo Contreras, que desde hace un año regenta el bulevar.

Con respecto a las dos fuentes cibernéticas, cuyas cascadas reflejaban luces de colores, sólo quedan tuberías rotas para testimoniar el esplendor que una vez exhibieron y que con celo se empeñaba en conservar el Patronato designado para su preservación.

El gigantesco reloj diseñado por José Ignacio Morales “El Artístico”, que centellaba rayos de luces verdes en el cielo sobre la ciudad se quedó detenido en el tiempo. No da la hora, ni mucho menos deleita a los viandantes con el merengue “Compadre Pedro Juan” que sonaba cada vez que la aguja marcaba una hora durante los primeros años de su inauguración.

Mientras que las dos grandes pantallas en las que se exhibían películas y espectáculos nacionales y extranjeros, no son más que meros soportes para colocar propaganda publicitaria de empresas privadas e instituciones públicas.
Así, roto y olvidado ha quedado aquel “gran hito arquitectónico”, como lo definiera el exministro de Obras Públicas, Diandino Peña, en la noche de su inauguración.

Luce limpio, pero adolece de la vitalidad de antaño

El secretario general del ADN, Domingo Contreras, dijo a elCaribe que se ha desestimado la idea de abrir nuevamente los locales comerciales porque no resulta rentable. “Nosotros cambiamos el concepto del bulevar, lo pasamos a un paseo de apreciación y de uso para caminar, un punto de descanso, pero no como un lugar para tener centros de expendio ni nada de eso”.

Dijo que el lugar tiene el inconveniente de la contaminación ambiental que provoca el ruido y las emisiones de dióxido de carbono de los vehículos que diariamente por allí transitan. Contreras dijo que se eliminaron las verjas y las fuentes  porque en términos prácticos resultan difíciles de mantener.

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