Cambio climático, sequía y presión haitiana

De acuerdo a un estudio científico de la Comisión Europea, en el año 2012 las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) alcanzaron un nuevo récord mundial, al totalizar 34,500 millones de toneladas emitidas a una atmósfera que desde los…

De acuerdo a un estudio científico de la Comisión Europea, en el año 2012 las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) alcanzaron un nuevo récord mundial, al totalizar 34,500 millones de toneladas emitidas a una atmósfera que desde los años ’50 está siendo saturada de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4), el primero de ellos emitido mayormente por el uso intensivo de combustibles fósiles en el transporte y en la industria eléctrica, o liberado en el proceso industrial de calcinación de la piedra caliza (CaCO3) durante la fase de clinkerización para la producción del cemento Portland que diariamente consumimos en la industria de la construcción; y el segundo de ellos liberado por la descomposición de la materia orgánica, en la producción de arroz, y en la combustión del gas natural integrado en un 95% por metano.

Por ello no es de extrañar que desde el año 2013 la República Dominicana y la región del Caribe hayan estado sufriendo los rigores de una sequía extrema que está vinculada con el Cambio Climático y con el fenómeno de El Niño, sequía que ha dejado a las presas sin suficiente agua para acueductos y para los canales de riego, lo que repercute directamente en el deterioro de la calidad de vida de la gente que cada día recibe menos agua a través de las redes, en la disminución de la producción de alimentos para subsistencia, en el encarecimiento de los productos que llegan a los mercados, y en graves conflictos sociales por el acceso a la escasa agua disponible.

Tampoco debe extrañar que el mes de mayo de 2015 haya sido reportado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA) como el mayo más caluroso desde el año 1880 hasta el presente, porque el Cambio Climático, que fue tan negado ayer, es totalmente aceptado hoy fruto de que la gente ya sufre en carne propia los rigores del intenso calor que nos sofoca cada día, al extremo de que miles de personas han muerto por el fuerte calor que en este verano golpea en India y en Pakistán.

Ante esa realidad climática global, y ante la preocupación que deja sobre la población mundial, la Universidad Nacional Evangélica, y su distinguido rector, Salustiano Mojica, tuvieron la cortesía de invitarnos a dictar la conferencia inaugural de la celebración del 29 aniversario de la fundación de esta creciente universidad que ya cuenta con más de 16,000 estudiantes, y donde el tema escogido por la universidad fue precisamente “El Cambio Climático y sus impactos sobre la República Dominicana y el Caribe”, donde estuvieron presentes figuras de gran prestigio en la educación dominicana, como el Dr. Andrés Reyes, ex secretario de Estado de Educación.

Allí dijimos que al Cambio Climático global se le suma el periódico fenómeno de El Niño, ya que El Niño calienta excesivamente las aguas del océano Pacífico, produciendo abundante cantidad de vapor de agua y muchos fenómenos meteorológicos convectivos en el Pacífico, pero al mismo tiempo reduce la cantidad de vapor de agua y de fenómenos meteorológicos convectivos en el océano Atlántico, por lo que las vaguadas, ondas tropicales, tormentas y huracanes procedentes del Este han estado escaseando en nuestra isla Hispaniola, presionando a los dominicanos para salir a buscar agua donde se pueda conseguir, y presionando a los vecinos haitianos a migrar hacia la República Dominicana donde puedan conseguir un poco de agua, comida y empleo.

Una parte importante de la gente que habita en nuestra isla hoy sufre la escasez del agua que rara vez le llega por las tuberías o por los canales de riego, con el agravante de que cada día hay menos posibilidades de ir al río más cercano a bañarse y a saciar la sed, pues el nivel de contaminación cloacal en los ríos de nuestra isla es tan alto que casi nadie se atreve a acercarse a tocar las aguas de los ríos vecinos por saber que llevan altas cargas de excrementos humanos, vertidos deliberadamente por la ausencia de alcantarillados sanitarios, y ya sabemos que bañarse en el río urbano vecino es bañarse con excrementos, y que tomarse esa agua urbana implica enfermarse por la ingestión de bacterias fecales, y a veces implica morirse por la bacteria del vibrio cólera.

Y como la mezcla entre sequía, contaminación bacterial de las escasas aguas superficiales y subterráneas, y desperdicios del agua escasa que llega por las tuberías y por los canales de riego, la habíamos estado advirtiendo durante mucho tiempo, de manera verbal y escrita, a través de la radio, la televisión y la prensa escrita, así como en foros científicos nacionales y en foros científicos celebrados en muchos otros países, no debe extrañarnos que los últimos 30 meses hayan sido meses de extraordinaria sequía en nuestra región caribeña y en nuestra isla, y que nuestra gente esté desesperada por la falta de agua para acueductos y para canales de riego, configurando así un cuadro de presiones sociales con mucho mayor dimensión de lo que aparenta, y que si no se toman a tiempo las medidas de lugar provocaría estallidos sociales difíciles de controlar, sobre todo frente a una comunidad haitiana que no se va a dejar morir de sed, y que ante la decisión entre la muerte por sed y la muerte violenta, muchos prefieran la muerte violenta por ser menos dolorosa que la muerte por sed.

Atender la sequía y la crisis de agua en todo nuestro territorio insular debe ser una prioridad nacional y gubernamental. l

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