Canonjías descaradas

El doctor Guillermo Moreno ha impulsado con bríos renovados las críticas a las asignaciones extraordinarias que se han hecho los legisladores para supuestamente cumplir con sus políticas sociales, tan cuestionadas.Los legisladores han…

El doctor Guillermo Moreno ha impulsado con bríos renovados las críticas a las asignaciones extraordinarias que se han hecho los legisladores para supuestamente cumplir con sus políticas sociales, tan cuestionadas.

Los legisladores han legitimado los montos auto asignados mediante una ley, que obviamente, viola lo previsto en el artículo 140 de la Constitución, que instituye que “ninguna institución pública o entidad autónoma que maneje fondos públicos establecerá normas o disposiciones tendentes a incrementar la remuneración o beneficios a sus incumbentes o directivos, sino para un período posterior al que fueron electos o designados…”.

La realidad es que esos montos resultan irritantes, y sobre todo, que no hay manera de justificar. La explicación de la generalidad de los diputados y senadores es que tienen “compromisos sociales” con sus electores. Si se observa bien, la mayoría caen en la esfera de acción del Poder Ejecutivo.

Pero probablemente esa no es su preocupación principal. Los propios defensores de dichos fondos han dicho que fundamentalmente atienden necesidades primarias y urgencias de los sectores más disminuidos, como el traslado de enfermos, donación de medicinas y ataúdes. En esos casos el Estado tiene también las vías para prestar esos servicios a quienes los necesitan. Sería inestimable la contribución de los legisladores para mejorar los instrumentos que funcionan con esos propósitos.

En cualquier caso, su mejor obra sería contribuir con la educación de la población para que conozca, entienda y reclame sus derechos, como ciudadanos empoderados de sus propias vidas. Los señores legisladores tendrían ante sí la tarea de estimular a las comunidades a reclamar en las diferentes instancias los servicios que requieren. Pero cualquiera dirá que eso sería pedir demasiado para la calidad de una considerable proporción de nuestros representantes, y no exageramos.

Ante las críticas del doctor Moreno, algunos legisladores han respondido con el simple argumento de que son consideraciones políticas. ¡Claro que sí! Lo que no significa que no tengan razón de ser. Sin buscar más excusas, lo que deben es renunciar a un régimen de canonjías descaradas.

De esa forma, se estarían liberando de un fardo que a la postre resultará pesado, muy pesado.

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