Carlos Martínez: un ejemplo andante

Carlos Martínez es un ejemplo andante. Su historia tiene una gran carga emotiva, de superación y perseverancia.

Carlos Martínez es un ejemplo andante. Su historia tiene una gran carga emotiva, de superación y perseverancia. El joven lanzador de los Cardenales de San Luis que hoy goza del reconocimiento público, entre otras cosas, por su capacidad de lanzar pitcheos a 100 millas por hora no tuvo una niñez, ni tampoco una adolescencia fácil.

Su madre murió cuando tenía ocho meses y nunca ha conocido a su padre. Esta triste oración de por sí resume la acritud de su vida.

Si eso es difícil de digerir esperen a leer que su familia materna era tan pobre que vivía en una casa ubicada en una cañada en Colinas del Sur, Puerto Plata, que se rebosaba de agua cada vez que llovía y que su firma al béisbol profesional fue un vía crucis que puso a prueba su fe y la de su familia. “Cada vez que llovía  o se ponía nublado de una vez mi abuela recogía los trastes, encaramando camas, encaramando cosas y a mí se me salían las lágrimas solo de ver eso”, narró Martínez durante una entrevista en el programa Mañana Deportiva de CDN Radio (92.5 FM). “Lo único que me decía era que tenía que seguir trabajando duro para ayudar a mi familia, así que cuando me llegó el bono lo primero que hice fue decirle a la doña ¡venga, coja la casa que más le guste! Incluso, antes de entrar dinero en el banco dije que prefería no tener dinero, pero sí una casa”, agregó.

Carlos no llegó a la pelota así por así. También ahí hay una historia digna de ser contada. Es que el derecho de 22 años entró a un seminario a estudiar para ser cura, pero problemas con su estatus legal y la falta de recursos sencillamente interrumpieron esa misión.

Ser huérfano de madre y nunca haber conocido a su padre resultó un problema para conseguir los papeles que le permitieran seguir estudiando, algo que un poco más tarde se convertiría en un verdadero dolor de cabeza. Era 2009 y tras el intento fallido de seguir en el seminario, un tío suyo, Winston Martínez, lo llevó a practicar pelota. Es así donde se lo entrega al entrenador Joan Cid, quien junto a Javier Martínez lo pulen en las lides del béisbol.

Su tío Winston lo presentaba como un torpedero, pero a Carlos le gustaba lanzar y ese también fue un pequeño escollo que se superó inmediatamente después que lanzara a 92 millas en su primera prueba para los Metros de Nueva York, que, según Winston, le ofrecieron de inmediato 35 mil dólares. “Como pobres al fin, ese era mucho dinero y estábamos contentos”, dice Winston.
“Pero Joan me dijo que podíamos pedir más, que confiáramos en él, así que lo sacamos de ahí y nos lo llevamos, a pesar de que Carlos quería firmar con los Mets”.

Firmó con Boston

El periplo por las organizaciones de Grandes Ligas siguió. Los Bravos de Atlanta le ofrecieron 65 mil dólares, especialemente cuando vieron que el muchacho lanzó a 94 millas, pero una vez más su entrenador se negó hasta que llegó el turno a los Medias Rojas de Boston, quienes hicieron una oferta de US$165 mil, una que no pudieron rechazar.

Entonces fue ahí cuando llegó la investigación de las Grandes Ligas, que inmediatamente invalidó la firma al tiempo que la desesperanza arropó la efímera felicidad en casa de los Martínez. “Nunca hablamos mentira sobre él”, dice Winston. “Ellos no creían que ese era Carlos Matías, porque el hermano mío que lo declaró lleva Matías. Ellos reconocieron que estaba legítimo, pero no para jugar pelota porque mi hermano no lo había adoptado. Los jefes de Boston decidieron devolver para atrás el contracto y el corazón se me salió, me salieron dos lágrimas, fue como si me habían punchado por la espalda”, recuerda.

En el ínterin de la investigación, Martínez siguió presentándose a otros equipos, incluidos los Marineros de Seattle, que ofrecieron 220 mil dólares, Yankees de Nueva York y los Diamondback de Arizona, los dos equipos que más ofrecieron, conforme su velocidad se incrementaba.

En 2010 llega el momento de la firma. “Hicimos el acuerdo con San Luis porque fue el único equipo que se dignó de ir a la casa”, dijo Martínez, quien debutó en la pasada temporada con los Cardenales. “Había más equipos interesados, incluso con mucho más dinero que San Luis, pero ellos fueron y confiaron en nosotros”. Los Cardenales le dieron al puertoplateño un millón y medio de dólares en bono por firma y todos conocen lo que sucedió después de ahí: un relampagueante ascenso que dejó sus huellas en la pasada Serie Mundial.

“La casita es un gran logro”

Tres años después, la casita (remodelada) en la cañada sigue ahí, porque es parte de su historia y representa un triunfo para Martínez. “Un gran logro”, así define el significado de esa vivienda mientras sus lágrimas le llevan al pasado. “Porque me inspiró, me ayudó a trabajar el doble o el triple de lo que siempre trabajaba, me animó más. Siempre me decía: ‘mi vieja no se iba a morir ahí, quiero que ella viva bien”.

Doña Martha también cumplió un sueño de su nieto. Estuvo recientemente en Estados Unidos viendo a su hijo lanzar en la Serie Mundial, amén de que comanda la nueva casa en la que vive toda su familia. “Es un hogar donde siempre hay gente y donde siempre se habla de béisbol”, dijo el lanzador. “Somos una familia unida”.

Martínez dice ser un hombre de metas. Cada vez que llega el 31 de diciembre se pone nuevos objetivos. “Gracias a Dios se me han ido cumpliendo”, aclara. l

El plan ante David

“El plan era sacarlo de out. Si él puede batear que bateé todo mi repertorio. Nunca tuve miedo. Nunca pensé que me podía dar hit y le saqué par de rodados. A él le agradezco donde quiera que esté, porque cuando le di un boleto y me sacaron él me voceó palabras de apoyo y me dijo que levantara mi cabeza”.

Su estatus

“Carlos tiene un hijo y otro que viene en camino con su novia de siempre. Kevin, su primogénito, tiene un año. A Martínez le gusta comer arroz, habichuela y carne, “pero si me pones un pollo: ya tú sabes”. Su hobbie es jugar golf”.

Sobre la presión

“Yadier Molina siempre me ayudó con todo eso. Me habló de todas las cosas que suceden en un instante en el juego. Estaba en la Serie Mundial como si estuviera en la serie regular, pero en mi primer partido de playoffs estaba nervioso. Adam Wainwright, Chris Carpenter y Molina se mantuvieron dándome apoyo”.

Pitcheos
“Mi primer pitcheo es la recta, pero estoy usando mucho el sinker y el slider, que me están ayudando bastante y le tengo mucha confianza. Lo lanzo en cualquier situación. Ellos (San Luis) me dicen que mantenga esos pitcheos y que siempre los trabaje”.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas