En el país se han instaurado diversos planes para combatir la delincuencia con resultados mixtos. Por ejemplo, el Plan de Seguridad Democrática de 2006 que creaba el proyecto de Barrio Seguro e incluía decretos para controlar los horarios de expendio de bebidas alcohólicas, entre otras cosas, tuvo un impacto positivo en algunas variables como la reducción de accidentes de tránsito pero fracasó en su objetivo principal, pues luego de 2006 las cifras de muertes violentas fueron aumentando de manera sostenida cada año.
Las medidas del presidente Medina, quizás menos ambiciosas que las del mandatario anterior, han sido más efectivas pues en estos últimos tres años se han experimentado por primera vez en más de una década reales reducciones de las cifras de muertes violentas.
Sin embargo, persiste una marcada sensación de inseguridad en la población, pues si bien han reducido los homicidios, se han producido aumentos en otros tipos delictuales como robos y asaltos a mano armada, lo que sin dudas mantiene a la gente intranquila.
Por ello, se hace urgente que el Gobierno intente medidas nuevas para luchar contra un flagelo que no discrimina. Desde la adecuada iluminación de zonas peligrosas, pasando por sistemas de alarmas comunitarias como los que hay en México y hasta la sustitución de publicidad de campaña por publicidad tendente a condicionar al ser humano en contra de la violencia, existen numerosas herramientas que aún no se han probado en República Dominicana.
Indiscutible la importancia del saneamiento real de la Policía Nacional, puesto que el patrullaje nunca servirá si el material humano está dañado. Pero no únicamente cancelando policías y enviándolos a las calles a delinquir con un postgrado, sino asumiendo la responsabilidad de someter a la justicia a todo el que encuentren en algo turbio y con ello dejar claro a los demás que esto no será tolerado.
También, hay que considerar la necesidad de hacer adicionales modificaciones a partes del Código Procesal Penal que hacen más fácil al delincuente retornar a las calles.
Es imperioso tomar en cuenta piezas esenciales del rompecabezas como agilizar la expansión del nuevo modelo carcelario para trabajar la regeneración de los delincuentes, establecer mayores y mejores controles para la importación y la tenencia de armas de fuego, entre otras cosas.
Pero lo más importante, además de la voluntad para hacer lo que se requiere, es entender que sin inteligencia es imposible combatir la delincuencia, por lo que aquellos llamados a encabezar esta lucha deben ser personas capacitadas.
