Cómo enfrentar el duelo en la adolescencia

 La adolescencia es una etapa de cambios y transición entre la niñez y la adultez, la cual trae muchas alteraciones en el estado de ánimo del individuo por la búsqueda de identidad.Los adolescentes se sienten auto-suficientes, por…

 La adolescencia es una etapa de cambios y transición entre la niñez y la adultez, la cual trae muchas alteraciones en el estado de ánimo del individuo por la búsqueda de identidad.

Los adolescentes se sienten auto-suficientes, por eso creen poder resolver por sí solos algunas situaciones para las cuales aún no han madurado, y a veces están atravesando procesos que no pueden comprender pero no suelen pedir ayuda, salvo en algunos casos.

En tal sentido, hechos traumáticos o situaciones de pérdidas, como divorcios, muertes, etc., causan gran impacto en el aspecto psicológico de los mismos. “El adolescente no suele identificar la zona de problema que está teniendo y por eso no pide ayuda”, asegura Olga María Renville, psicóloga clínica.

La terapeuta familiar, expresa que en esa etapa los jóvenes tienen dificultad para expresar sus emociones a los adultos, y ante la muerte de una persona cercana o uno de los padres suelen reaccionar con aislamiento social, mucha rabia, dificultades académicas y en algunos casos su salud física también se ve afectada por el proceso de adaptación a la muerte.

Indica que éstos, por lo general no buscan o piden ayuda, porque les da vergüenza, piensan que no la necesitan, creyendo que si lo hacen están demostrando debilidad o poca capacidad para resolver las cosas.

Recomienda a los padres o adultos estar pendientes de las reacciones de los mismos y en caso que sea necesario buscar ayuda profesional y acompañamiento en este difícil proceso, ya que en muchas ocasiones cuando los jóvenes no comprenden el proceso de duelo o no reciben la debida atención, estos pueden caer en depresión, e incluso conductas autodestructivas, que dan paso al suicidio, por no poder tolerar la pérdida de una persona significativa en sus vidas.

Recomienda que si el adolescente no quiere ir a la consulta, quienes estén a cargo de éste deben de ir a la terapia, para así tener herramientas necesarias para tratar a ese joven, pues un adolescente que se aísla, que cambia su forma de vestir, que descuida su higiene personal, hábitos de sueños o de alimentación fruto de una situación en específico o un cambio conductual que no tenga explicación, requiere una intervención, advirtiendo que de no ser atendido a tiempo, puede desarrollar otros tipos de conductas más difíciles en el futuro.

Refiere que las personas huérfanas, ya sea de uno o ambos padres, desarrollan un sentimientos de desamparo y abandono, sin importar que estos hayan muerto.

Producto de esa frustración, algunos no le ven valor a la vida y por eso buscan refugio en las drogas, puesto que en esa etapa no se miden consecuencias de las acciones.

Cuando Renville aborda el tema con referencia a los casos de feminicidios, lo califica como una pérdida de alto impacto, explica que ahí, la situación es complicada, y cuando esto ocurra, debe haber alguien que se haga cargo de los adolescentes, no intentando ocupar el lugar de los padres, sino siendo un ente que los acompañe y les dé seguimiento, porque de no ser atendido a tiempo, esos muchachos, en el futuro pueden repetir el patrón vivido  o tener dificultad para tener pareja.

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