La decisión del Tribunal Constitucional nos aproxima bastante para leer mejor a la sociedad política e intelectual de estos tiempos. Si observamos los discursos contenidos en los medios de comunicación descubriremos qué tan divididos estamos sobre un tema como la nacionalidad.
Una buena parte de los discursos se centra en elementos emocionales y humanos, sobre la base supuesta de que se violan derechos adquiridos en atención a lo previsto en la Constitución vigente, sin considerar el sentido jurídico contenido en la misma Carta Sustantiva.
Asimismo, no se valora en la dimensión debida la ley de Migración y su reglamento publicado el año pasado, un documento de una calidad extraordinaria que servirá de mucho para aplicar las medidas recomendadas por el Tribunal Constitucional respecto a los procedimientos para la adquisición de un estatus legal para los ciudadanos en tránsito o ilegales.
Todos los críticos de la sentencia del Tribunal Constitucional se afirman en los derechos humanos de las personas que pudieran ser afectadas, sin considerar el sentido de la ley y la sentencia, lo que confirma la visión emocional, sin valorar su alcance político, que lo tiene, y especialmente su sentido estratégico en el futuro de la vida nacional y especialmente del Estado dominicano.
No se habla de la confusión que predominaba en esta materia, fuente de los sometimientos y denuncias contra el país, que desdicen de la democracia, la justicia y las instituciones de la República. Todo eso con el agravante de que la Cancillería y el gobierno nacional no tenían ni tienen una política clara para defenderse, por la falta de coherencia y la confusión institucional, por décadas.
El Tribunal Constitucional sienta un precedente y fija una política de Nación, al tiempo que abre una compuerta a los extranjeros ilegales. Esa es la realidad. Es necesario enfrentar la campaña patrocinada por la cancillería haitiana, con la colaboración de agencias norteamericanas y ciudadanos dominicanos a su servicio.
El gobierno debe orientarse en la dirección que ha señalado el consultor jurídico, César Pina Toribio, e instruir a sus delegaciones en el mundo.
