Convierten el Ozama en un caudal de inmundicias

En la Loma Siete Cabezas de Yamasá, Monte Plata, las aguas del río Ozama nacen cristalinas. Pero cuando comienzan a correr por la provincia Santo Domingo y el Distrito Nacional se vuelven una masa líquida tan contaminada que alcanza p

En la Loma Siete Cabezas de Yamasá, Monte Plata, las aguas del río Ozama nacen cristalinas. Pero cuando comienzan a correr por la provincia Santo Domingo y el Distrito Nacional se vuelven una masa líquida tan contaminada que alcanza para envenenar parte importante de la costa capitaleña.Desde 1991, cuando el presidente Joaquín Balaguer emitió un decreto para sanearlo, por el cuarto caudal más importante de República Dominicana han pasado decenas de proyectos de limpieza. Sin embargo, las fuentes de contaminación de antaño siguen siendo las mismas de hoy.  Según explica Felícita Heredia, investigadora del Departamento de Medio Ambiente de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), al Ozama lo contaminan los desechos orgánicos e inorgánicos de más de cien industrias instaladas en sus márgenes, mataderos de ganado, y cerca de 14 mil familias del Distrito, sumadas a otras tantas de la provincia Santo Domingo.

Entre los contaminantes orgánicos abundan microrganismos patógenos que provocan serios daños al ecosistema, y graves enfermedades intestinales y dérmicas en los seres humanos. Por lo regular, señala Heredia, provienen de la basura, las heces fecales y los animales muertos que la población lanza al agua (sí, el río es visto como el gran zafacón de barrios como La Zurza, Las Cañitas, Capotillo, Gualey, La Ciénaga y Los Mina). 

En ocasiones estos desechos no llegan al río directamente.  Son arrastrados por las decenas de cañadas dispersas en sus  orillas. Observaciones del Centro Juan Montalvo revelan que una de estas cañadas, la de Bonavides, además de cargar toneladas de heces y basura de Los Guandules y 27 de Febrero, también arrastra los desperdicios médicos del hospital Luis Eduardo Aybar.

“Alrededor del río Ozama hay más de 100 industrias contaminantes. Hay arrastre de fumigantes, arrastre de materiales de construcción, desechos de combustibles y de fábricas de alcohol”, afirma Heredia, basándose en estudios de la UASD y el Poder Ejecutivo.
A futuro
El Ayuntamiento del Distrito Nacional, en el afán de mejorar el aspecto visual de la parte sur de la capital, donde se desarrollan cientos de proyectos de naturaleza turística, trata de evitar que los desechos sólidos del Ozama lleguen hasta la desembocadura y las costas del malecón. Para esto se apresta a colocar  una gran barrera de malla, a la altura del puente flotante.

En primera instancia, la medida reduciría la cantidad de basura que puede observarse desde las avenidas Francisco Alberto Caamaño y George Washington. Pero no enfrentará el problema de fondo que señalan los estudios de la UASD.

El río, por la sedimentación, pierde progresivamente su profundidad, su caudal y la neutralidad del olor de sus aguas. Si no es intervenido pronto, podría caer en la misma podredumbre del Higuamo, esa masa de líquido sucio que hace de San Pedro de Macorís una ciudad inundada por la pestilencia.

“Tenemos los mecanismos y las capacidades, además de un marco legal adecuado, para resolver ese problema antes de que sea demasiado tarde”, dice Heredia, esperanzada en la recuperación del gran Ozama.

Lilas amenazan generación de Seaboard

Esta semana las lilas, claros indicadores de la contaminación del agua, cubrían cientos de metros cuadrados de la desembocadura del Ozama.

La gran cantidad de plantas amenazó el sistema de enfriamiento de la generadora eléctrica Estrella del Mar, de la empresa Seaboard Dominicana, que suple al Palacio Nacional. Para resolver el problema el departamento de dragas de la Marina de Guerra tuvo que levantar el puente flotante y dedicarse a recoger las plantas acuáticas.

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