Cuando el hombre se convierte en “amo” de casa

Pedro Rodríguez de 42 años tenía un trabajo bien remunerado. Era publicista y lo dejó todo para dedicarse a otras labores, es decir, a su casa y a sus hijos. Tres niños, Rodrigo, Ricardo y Arturo que tienen 5, 7 y 9 años. Todo empezó…

Pedro Rodríguez de 42 años tenía un trabajo bien remunerado. Era publicista y lo dejó todo para dedicarse a otras labores, es decir, a su casa y a sus hijos. Tres niños, Rodrigo, Ricardo y Arturo que tienen 5, 7 y 9 años.

Todo empezó hace cuatro años. Pedro y su mujer, Ana, tenían horarios imposibles y viajaban mucho. Conclusión: debían dejar su familia a cargo de otros y no les compensó. Así que Pedro decidió libremente y de mutuo acuerdo con su pareja hacerse “amo” de casa, es decir, dedicarse a los quehaceres domésticos.

“Me fui del trabajo porque mi mujer tenía más perspectivas de futuro en el suyo que yo y además para mí lo fundamental es dedicarme a cuidar de los míos. Sacamos  cuentas y no nos salía rentable tener que pagar a un tercero para ocuparse de la casa y los niños”.

Cada vez son más los hombres que, por necesidad o por  vocación, asumen las labores del hogar y el cuidado de los hijos, una opción todavía socialmente complicada, pues  social y culturalmente, hemos aprendido que el hombre trabaja y trae el dinero al hogar y, que la mujer debe quedarse en casa realizando los quehaceres y  cuidando a los  niños. Aunque hoy en día, esta situación se ha ido modificando porque la mujer también trabaja, el hombre sigue viéndose o considerándose como el responsable de dar el mayor aporte económico en la casa.

No es un tema sencillo, pues la sociedad está estructurada para que sea al revés, las familias que viven esta situación se pueden encontrar rodeadas de personas que pueden comentar que este tipo de cosas no es adecuada, viéndose la hombría cuestionada.

Esto puede generar, dependiendo de cómo reaccione la pareja, conflictos. Los hombres y mujeres que vienen de esquemas más tradicionales, en los que sus papás y abuelos se manejaron de esa forma, pueden tener mayores presiones y vivir situaciones de conflicto.

La psicóloga Johanna Espaillat, del centro Rega Mental, comenta que este tema se ha vuelto tan actual,  ha sido motivo de series de televisión como Desperate Housewifes, y de libros como Lipstick Jungle, de la misma autora de Sex and the City.

Dice que no importa la cultura o la nacionalidad: cuando las mujeres mantienen la casa pudieran comportarse de maneras poco pacientes y frustradas, pues tienen que hacer muchas cosas a la vez; y en ocasiones se cuestionan la razón de porqué continúan en una relación así. “Cuando la mujer gana más dinero que el marido, es más exitosa y está dedicada a su carrera, corre el riesgo de que se le acabe el matrimonio, pues inconscientemente desprecia al marido y éste termina con la estima en el piso”, dice.

La psicóloga sostiene que esta distribución de roles es relativamente nueva, la cual aparece en escena en las pasadas dos décadas por causa del creciente desempleo y la crisis económica mundial.

La tendencia que dominó en el siglo pasado fue el que ambos esposos trabajaran  y que la mujer, además, debía asumir la mayor parte de las responsabilidades del hogar, sin embargo, esta situación, según la especialista, va en aumento cada día.

“Suele iniciar cuando el hombre queda sin empleo y la esposa permanece trabajando fuera. No es tan común encontrar parejas que se libren del trabajo y voluntariamente lleguen al acuerdo de que ella va a salir a trabajar fuera y él se quedará como “amo de casa”, destaca.

No es un cambio gratuito
Según los especialistas, la mayoría de estos hombres se deprimen o angustian, sobre todo, al comenzar el cambio de roles. Sucede que el trabajo doméstico fue tradicionalmente descalificado, y por ende, quienes se ocupen del mismo, muy probablemente recibirán esa misma descalificación.

Por eso, casi todos los expertos coinciden en señalar que este nuevo rol de “amos de casa” es mucho más difícil de aceptar para los hombres de entre 40 y 50 años, que para los que tienen entre 20 y 30, que no obstante también sufren el cambio.

Los expertos advierten que el hombre que esté a cargo de la casa debe hacerse cargo de la limpieza, la cocina y el cuidado de los niños en etapa preescolar. Las tareas que se realizan los fines de semana y en horarios en los que la persona que labora fuera ya ha salido del trabajo, se deben distribuir equitativamente para que ambos colaboren. Sin embargo, en muchas ocasiones, el hombre que se queda en el hogar, no asume la responsabilidad completa de las tareas domésticas.

Puede afectar la relación de pareja
Según señalan los entendidos en la materia, lo que puede definir el éxito o fracaso en la adaptabilidad al nuevo tipo de tareas, es la flexibilidad del individuo en cuestión.

Los hombres más abiertos están comenzando a darse cuenta que la tarea de “amo” de casa puede significar un interesante cambio interior en su vida, y que la masculinidad ya no tiene una relación directa con el sostén económico de una familia o el salario de fin de mes.

El peor de los escenarios que podría recrearse cuando un hombre pasa a ser “amo” de casa se da cuando la relación de la pareja estaba estructurada en torno a lo económico, y por ende, la base de convivencia era la del marido como mero aportante de dinero, y la de la mujer como exclusiva dueña de las tareas en el hogar. En esos casos, lo más común es que surja una crisis de pareja, para lo cual podría ser necesario realizar algún tipo de terapia.

Lo cierto es que, según afirman los expertos, sería mucho más positivo que el proceso de intercambio de roles en la pareja moderna esté dado por la madurez de los integrantes, y no por una causa externa negativa como es la desocupación.

Por eso, los especialistas aconsejan que las parejas muy conservadoras intenten modificar su reparto de roles por una decisión propia, antes que por una cuestión externa inexorable. l

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