Dando Gracias al Señor

No soy dado a escribir en primera persona y utilizo en lo que escribo, el “yo” de forma tangencial o indirecta cuando los recursos de expresión me lo permiten. Esto  a manera de justificación de este artículo y pidiendo licencia…

No soy dado a escribir en primera persona y utilizo en lo que escribo, el “yo” de forma tangencial o indirecta cuando los recursos de expresión me lo permiten.

Esto  a manera de justificación de este artículo y pidiendo licencia para dejar salir aspectos que tocan lo más profundo de mi ser, elementos muy íntimos e intensamente personales, de una realidad que aún persiste, aunque con ruta de alegrías y esperanzas, en lo que pido sea su fase final. Escribo con el alma desnuda, con el corazón en la mano, el agradecimiento a flor de piel y las lágrimas cercanas.

No soy hombre de iglesia, aunque temeroso de Dios y guiado por una filosofía de amor al prójimo, base del cristianismo y del propio Jesucristo, en nombre de quien hago todos mis actos de ayuda al otro. Las alabanzas y gracias a Él, han sido íntimas, propias, internas por lo general.

La vida me ha colocado en las últimas semanas en posición de clamor profundo por la sanación de mi esposa, quien ha estado aquejada de graves trastornos de salud, donde las estadísticas, pronósticos médicos y vaticinios, indicaban lo peor. El dolor y la esperanza nos han unido mas.

De manera espontánea, un indeterminado número de amigos, familiares y personas cercanas, han hecho, desde el primer momento, infinitas cadenas de oración en múltiples grupos religiosos que obedecen a diversas iglesias cristianas, procurando el retorno de mi consorte a su estado de normalidad y salud.

Algunos, ministros de conocida trayectoria de sanación, han orado junto a ella y por ella, e infinidad de personas han pedido al altísimo por su salud, sin conocerla y solo con el vínculo fraternal de una oveja del rebaño humano, en grave peligro. Unos han donado su sangre y otros su plasma que han sido elementos de vida compartida y a ellos mi eterno agradecimiento.

Con la lógica duda que la razonabilidad impulsa y para sorpresa de médicos y el personal que la ha atendido en este calvario, regresa de un punto de no retorno, seguro que lo hace por la mano de Dios. Todo, ante el clamor y la fuerza de la oración convencida y de corazones que piden por otro, por rutas diversas y un solo propósito, que conducen al Padre por vía de Jesucristo.

El personal médico, el apoyo técnico, el soporte administrativo y directivo de de la Plaza de la Salud, han materializado este milagroso retorno. Los familiares cercanos, los amigos más preciados, los relacionados periféricos y los que sin relación directa alguna han sido apoyo vital, soporte imprescindible, compañía que conforta y da fuerzas, han hecho que la existencia externa fuese posible, mientras Sonia lucha con fortaleza suprema por su vida.

Gracias Señor por su mejoría sustancial, aunque permanece en cuidado intensivo, hoy podemos celebrar su cumpleaños 70 con esperanzas y fe renovadas. Gracias del alma a todos. l

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