De acuerdo con el estudio Estado de la Democracia, del Centro de Estudios e Investigaciones de Unibe, 2004, entre los ciudadanos dominicanos hay poco interés por la política. Entonces apenas un 14% se interesaba mucho o bastante.
El mayor interés se apreciaba en la población de mayor educación. Los jóvenes y las mujeres eran quienes mostraban menor interés por la política: 17% en ambos casos. Sin embargo, a pesar del poco interés en la política, la población tiene un alto nivel de participación electoral.
El estudio, ya un poco añejo, sugería que la ciudadanía que se interesa por la política lo hace porque entiende que no puede quedarse cruzada de brazos ante los problemas (41%), pero también porque es una forma de progresar (33%).
Asimismo, esa investigación mostró que nueve de cada diez personas entienden que los partidos son necesarios para el funcionamiento de la democracia, pero también igual proporción opina que cuando los partidos llegan al poder se olvidan de sus promesas. La gente entiende la importancia de los partidos políticos para la democracia, pero no está conforme con su sistema de funcionamiento.
A pesar de la visión negativa, alrededor de la mitad de la población declaró que es miembro (16%) o simpatiza (36%) por un partido político, mientras que el 47% dijo que ni es miembro, ni simpatiza.
Esta sinopsis del estudio lleva a otras reflexiones. Cómo los electores o simpatizantes políticos tienden a matizar cualidades o valoraciones, según sus preferencias. Las últimas encuestas políticas sugieren una correspondencia entre la pertenencia o simpatía partidaria con la valoración de las cualidades de los candidatos, sin considerar la realidad. Así, las decisiones no siempre responden a un análisis concienzudo sobre los atributos de los candidatos. Dependen mayormente de las filiaciones.
Lo ideal sería que algún día los electores decidan en base a propuestas programáticas y la capacidad, integridad, honestidad, experiencia y hoja de vida de los candidatos. Que resulten escogidos los mejores gerentes. Naturalmente, las filiaciones políticas siempre estarán presentes y generarán sus efectos contaminantes sobre el electorado.
