Demandas de Santiago

El pasado sábado, pobladores de diferentes sectores de Santiago, no muy dados a “movilizarse”, participaron en una marcha por una ciudad limpia y segura.

El pasado sábado, pobladores de diferentes sectores de Santiago, no muy dados a “movilizarse”, participaron en una marcha por una ciudad limpia y segura. Por el discurso de los concurrentes, el destinatario principal de los reclamos es el ayuntamiento y su ejecutivo, el alcalde Gilberto Serulle.

Los barrios populares de Santiago tienen en su haber un alto nivel de participación en protestas, de todo tipo, y la mayoría gira en torno a demandas comunitarias, como arreglo de calles  y recolección de basura. Vale mencionar el deterioro del sistema de drenaje. Con cualquier chaparrón diferentes zonas de la ciudad quedan inundadas. La Sociedad Ecológica del Cibao (Soeci), lo ha denunciado como un peligro.

Las movilizaciones no habían llegado al centro de la ciudad ni tampoco habían involucrado  a estamentos de la clase media. Un indicador del grado de preocupación en zonas donde en general se prestaban los servicios esenciales.

Entre las demandas resalta la seguridad, que ha sido una preocupación constante de los últimos años. No es una responsabilidad directa del municipio. Es materia de orden público y de los organismos de prevención de la violencia. De hecho, los indicadores en esta materia colocan la provincia en un indeseable lugar.

Todos estos problemas son irritantes e impactan la vida de la gente. El de la basura, que es una vergüenza, debía ser una meta del alcalde Serulle, que ha centrado su atención principalmente en obras de infraestructura, que no son desdeñables si los asuntos primarios se atendieran en forma debida.

Este estado de cosas amenaza los propósitos de los santiagueros por convertir esa ciudad en un destino turístico. El propio Serulle parece que cree en esa oportunidad, porque algunas de sus iniciativas apuntan en esa dirección, pero la realidad es que no obedecen al sentido de oportunidad ni a las expectativas de la gente, que se asume como destinataria de sus acciones.

Hay quienes piensan que el alcalde tiene la vista puesta en las elecciones de 2016, con intenciones reeleccionistas. Pero si no resuelve las prioridades no conseguirá ese propósito.

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