Parecía ir viento en popa la “modernización”. Las transformadas instalaciones del “Tribunal de Tierras” en La Feria; el parqueo, las computadoras. Pero todo era cuestión de engañosa apariencia. Un paño con pasta para distraer la basura bajo la alfombra. Lo ha confirmado el mismo presidente de la Suprema Corte de Justicia, al declarar el fracaso del proyecto de modernización de la jurisdicción inmobiliaria, implementado con el apoyo del BID. Han sido echados a la basura millones de dólares y de pesos, pero el desorden y la ineficiencia persisten tan campantes como en los tiempos en que Joaquín Balaguer calificara la justicia como un mercado donde se compran y venden sentencias. ¡Ay, mi absurdo país!

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