Para que se vea que cada quien desglosa y entiende el contenido del discurso del presidente Danilo Medina el pasado día 27 desde su punto de vista, a propósito de mi columna del pasado viernes, me escribe desde Nueva York el hiperactivo Ramón Mercedes. Lean ahí: “En su columna de fecha 28 de febrero 2014, usted expresa que la gente siempre espera que quien está al frente de los destinos nacionales aproveche el escenario de la rendición de cuentas para tratar los temas de actualidad, los que están sobre el tapete y que tal vez por eso, para descartar la mezquindad, algunas figuras públicas del país, tras el discurso del presidente Medina, comentaron que “fue buena la intervención, pero…”, siempre un pero. Que no habló de la corrupción, que dejó a un lado lo de Loma Miranda, que no utilizó cifras correctas, etc., etc., etc.. Es que cuando no es Juan es Juana”. Permítame ampliar su concepto y hacer algunas precisiones: Es que los que critican al mandatario lo hacen para poder tener vigencia ante la sociedad dominicana, porque de lo contrario caerían en el saco del olvido. Ellos saben que el Presidente es un hombre del pueblo, para el pueblo y con el pueblo, y las pruebas están ahí, para disfrute y/o tormento de las mentes más inquisidoras. Medina ha demostrado que es un nacionalista 100 por 100, preocupado por los dominicanos, sin importar bandería política, raza, credo o religión, y lo ha demostrado. Esos Eróstratos de nuevo tipo se convirtieron en voces agoreras con el 4% para la educación, con el proyecto de Bahía de las Águilas y las negociaciones con la Barrick Gold, haciendo los mismos planteamientos que hacen ahora con Loma Miranda, con la energía eléctrica y con la delincuencia, pero se hacen los chivos locos cuando deberían reconocerle al Presidente que todo lo va resolviendo, en poco y a su debido tiempo, porque lo piensa, sopesa y considera de la mejor manera posible para la República Dominicana en su conjunto, no para beneficiar a algún(os) sector(es) en particular”.
No agrego ni quito nada…
