Dios los cría y la Liga los liga

Nueva vez asistimos al espectáculo de la selección de las nuevas autoridades de la Liga Municipal Dominicana (LMD), en el que los partidos…

Nueva vez asistimos al espectáculo de la selección de las nuevas autoridades de la Liga Municipal Dominicana (LMD), en el que los partidos mayoritarios ven, y la aprovechan a cabalidad, una oportunidad para el reparto y para las ligas que garanticen lealtades y aseguren réditos en el sempiterno proselitismo electoral dominicano.

A pesar de sus supuestas diferencias, los dos partidos mayoritarios han llegado a un acuerdo tácito de que la LMD es patrimonio particular de los reformistas. La ración del Boa en un sistema electoral de doble vuelta, en que se requiere mantener satisfechas las apetencias de la tercera fuerza.

Hace tiempo que se olvidó para qué sirve una institución de esta naturaleza, más allá de los amarres oportunistas. La LMD fue creada en 1938 mediante la ley No. 49-38, como una entidad de asesoría en materia técnica y de planificación a los ayuntamientos.

A esta se les redefinieron las funciones a partir de la aprobación de la ley Municipal no. 176-07. Una de las virtudes de esta reforma fue que quitó a la Liga la distribución de los recursos económicos a los ayuntamientos.

Esta institución es dirigida por un secretario general electo por los alcaldes del DN y los municipios por un período de cuatro años. En estos procesos de selección se pone en evidencia la falta de autonomía de las autoridades municipales frente al Poder Ejecutivo.

Ante cualquier asomo de actuación independiente por parte de los síndicos/as, se apela a violaciones como la de escoger por un año al secretario de la Liga, como ocurrió en el 2011, evidenciando el desprecio del liderazgo político por la institucionalidad y las leyes en la República Dominicana.

La LMD se ha caracterizado por su inoperancia administrativa, por su estructura de funcionamiento clientelar y por la total falta de transparencia. Esta institución no ha desempeñado las funciones que está llamada a ejercer.

La misma, ha servido sólo como una instancia de repartición de cargos y de recursos públicos entre los partidos en desmedro de los intereses del pueblo dominicano.

Esta situación está planteando la necesidad de sustituir una estructura burocrática, costosa e ineficiente como significa la LMD, por una especie de instituto público dedicado a la formación y el desarrollo municipal.

Con un presupuesto anual racional, acorde con las necesidades de los municipios. Sólo un órgano estatal profesionalizado, al servicio del fortalecimiento municipal, reducirá el interés de aquellos que buscan hacer liga con cualquiera, para ligarse no una pareja, sino una institución pública que cuente con mucho dinero y con muy poca fiscalización.

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