Domínguez Brito

Confieso con sinceridad que ignoro hasta dónde la ley permite que un Procurador General de la República en ejercicio se meta de lleno en campaña política partidarista persiguiendo …¡lo que sea! Pero lo que sí sé es que, esté bien o mal,…

Confieso con sinceridad que ignoro hasta dónde la ley permite que un Procurador General de la República en ejercicio se meta de lleno en campaña política partidarista persiguiendo …¡lo que sea! Pero lo que sí sé es que, esté bien o mal, vaya acorde o no con la ley, Francisco Domínguez Brito hace tiempo que está en campaña abierta. “Francisco Domínguez Brito Reserva Moral” leí hace pocas horas en una valla móvil, fondo morado y con el emblema de la estrella amarilla del PLD, pegada en el cristal trasero de un vehículo lujoso. ¿Buscando qué o cuál(es) cosa(s) y/o cargo(s)? Eso sabrá él y quienes lo promueven ya no tan solapadamente, lo que quiere decir que si no va con los términos de la ley hacer política partidarista desde ese carguito, campaña personal mejor dicho y escrito, eso importa un comino (“¡me se importa!”, diría un amigo por mi campo). Y que no me venga nadie, incluyendo a Tessie Sánchez, por supuesto, a decirme que “el Magistrado no está en campaña; esos son sus amigos”. A otro perro con ese hueso. De todas maneras, ¡qué se prepare y busque coraza!, porque, tal como escribió el fenecido presidente Joaquín Balaguer, en “Trujillo y su obra”: la política es seductora pero es “repulsivo ambiente de intrigas, desquiciadora de la entereza y bifurcadora de las rutas del deber”. Y Domínguez Brito sí que tiene que saberlo…

Un consejito

Varios amigos funcionarios a quienes les gusta mucho el figureo, y quieren estar en todas, hablar de todo, les va este consejito: “El funcionario de Estado exitoso es aquel que entiende las necesidades de los periodistas y los trata bien. No sólo cuando se les necesita, sino todo el tiempo. La arrogancia es un repelente para los periodistas. Hay que dedicarles tiempo y tratarlos bien. En la actualidad, en Estados Unidos un funcionario público de alto nivel dedica más de 15 horas semanales a los medios. ¿Podemos dedicarles al menos cinco?”. Lo escribió un gurú de la comunicación: Roberto Izurieta. Pónganle atención… l

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