Donaciones de órganos en el país requieren de más empuje

No tengo palabras para describir lo que significa recibir un órgano de un donante voluntario cuando tu vida casi se acaba o cuando se depende…

No tengo palabras para describir lo que significa recibir un órgano de un donante voluntario cuando tu vida casi se acaba o cuando se depende de una máquina para vivir”.

Con esta expresión Juan Emmanuel Fernández, de 23 años, narra la experiencia vivida antes y después de haber sido sometido a un trasplante de riñón hace unos meses.

Cuenta que duró dos años y medio en una larga lista a la espera de que apareciera un donante de un riñón que le devolviera la vida. Hasta ese momento estaba sometido a tres sesiones de diálisis a la semana y a la tortura de ver morir uno tras otro a sus compañeros de infortunio.

“Si las personas supieran cómo le cambia la vida a la gente cuando es trasplantado y tomaran conciencia de que esos órganos, que se van a podrir en la tierra, pueden salvar vidas, no dudarían en ser donantes.

El cambio para mí fue del cielo a la tierra. Me cambió la piel, el cabello… todo. Es algo inexplicable y maravilloso”, explica el joven, que en octubre próximo se graduará de abogado.

Ahora, Juan Emmanuel es un número menos de la larga lista de espera, que cada año registra 170 nuevos pacientes por cada millón de habitantes con enfermedad renal crónica, equivalente a unos 1,500 casos.

En tanto, el promedio de trasplantes hepáticos al año es de 17; los de médula óseas de 20, y unos 170 de córneas, que en su mayoría son compradas en bancos internacionales. Es que a más de 14 años de la entrada en vigencia de la Ley de Donación y Trasplantes de Órganos, en República Dominicana solo se han realizado alrededor de 513 reemplazos de riñones, 2,252 de córneas y 16 de médula ósea.

El 19 de julio pasado, se realizó en el país el primer trasplante de corazón a una joven mujer de 23 años, que ha logrado superar la operación. Una semana más tarde se ejecutó un segundo trasplante, a una señora de 56 años, quien falleció 25 días después de la cirugía.

Las cifras son ínfimas si se toma en cuenta que en el país deberían hacerse 400 trasplantes renales al año, ya que en la actualidad, entre 140 y 170 dominicanos sufren de enfermedad renal terminal, según registra el Instituto Nacional de Diálisis y Trasplantes de Órganos.

En República Dominicana el trasplante y donación de órganos siguen siendo una práctica muy limitada, pues la cantidad de donantes cadavéricos disponibles representa el 2 y 3% de todas las muertes hospitalarias, por lo que resulta difícil bajar la lista de espera. A esto se suma las posibilidades de que el paciente no tenga ninguna enfermedad y que los órganos estén funcionando de manera adecuada, y lo más importante de todo, que haya un consentimiento familiar.

Financiamiento
El director del Instituto Nacional de Coordinación de Trasplantes (Incort), Fernando Morales Billini, afirma que además de la escasez de donantes vivos y cadavéricos que existe en el país, también están el grave problema de la falta de financiamiento, la falta de un laboratorio de histocompatibilidad y un banco de tejido.

“Estamos esperando los resultados de un proyecto de ley que fue sometido a la Cámara de Diputados y al Senado de la República, para la creación de un fondo solidario para la atención de pacientes con enfermedades catastróficas y trasplantados”, sostiene el galeno.

Indica que un trasplante de riñón cuesta unos RD$860 mil y el cardíaco ronda 1 millón 500 mil pesos, aunque aclara que muchos de los especialistas involucrados en estos procedimientos, especialmente los del corazón, no están cobrando lo que realmente cuesta una intervención de esa magnitud.

Morales Billini explica que cada procedimiento de diagnóstico o quirúrgico y los medicamentos que se usan tienen su costo. Cita, por ejemplo, que el seguimiento del paciente trasplantado de corazón tiene un costo de entre 300 o 350 mil pesos, después del primer año.

El trasplante hepático es más costoso que el cardíaco, ya que tiene un nivel de mortalidad mayor y participan más especialistas. Sin embargo, el más costoso de los trasplantes orgánicos es el pulmonar, que todavía no se realiza en el país.

Señala que en el país los trasplantes renales y de córnea están apoyados por la Ley de Seguridad Social (87-01), sin embargo en el Plan Básico de Salud no están incluidas todas las pruebas que se requieren para estos pacientes.

“La realidad es que estos pacientes quiebran ellos y la familia, cuando un paciente de éstos tienen que buscar entre 60 o 70 mil pesos para hacerse la prueba de laboratorio para entrar en lista de espera. Eso es lo que estamos tratando de evitar con este fondo solidario”, dijo.

Educación
Morales afirma que la educación debe ser permanente para que las personas entiendan realmente de qué se trata la donación de órganos. Asegura que ese organismo se propone trabajar en las iglesias para que los sacerdotes y pastores en sus sermones conciencien a sus feligreses sobre el gesto de amor que representa ser donante de órganos.

Además, se están reuniendo con las autoridades de Educación para hacer un proyecto conjunto sobre el tema. l

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