La adversidad ha sido el gran entrenador del carácter humano, el hombre mismo ha sido el gran instrumento.  La Biblia enseña que el hierro se afila con el hierro y el hombre con otro hombre, y esa es una verdad colosal.  Es quien nos hiere quien nos convierte en mutilador, quien nos aborrece es quien nos enseña a maltratar, nuestro opresor es quien nos revela la dureza, y quien nos rechaza, nos lleva a elegir la indiferencia y el orgullo.  Pero Jesús, en contraste, amó a sus enemigos, sanó a sus críticos, perdonó a sus verdugos, dio oportunidades a los tiranos y amó a todos los pecadores.  La adversidad es el resultante de una vida sin amor, porque ¡amar es la vida!

La adversidad ha sido el gran entrenador del carácter humano, el hombre mismo ha sido el gran instrumento. La Biblia enseña que el hierro se afila con el hierro y el hombre con otro hombre, y esa es una verdad colosal.

Es quien nos hiere quien nos convierte en mutilador, quien nos aborrece es quien nos enseña a maltratar, nuestro opresor es quien nos revela la dureza, y quien nos rechaza, nos lleva a elegir la indiferencia y el orgullo. Pero Jesús, en contraste, amó a sus enemigos, sanó a sus críticos, perdonó a sus verdugos, dió oportunidades a los tiranos y amó a todos los pecadores.

La adversidad es el resultante de una vida sin amor, porque amar es la vida.