Emotiva despedida de Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro

Ciudad del Vaticano. Benedicto XVI tuvo ayer una emotiva despedida en su última audiencia general en la Plaza de San Pedro.

Ciudad del Vaticano. Benedicto XVI tuvo ayer una emotiva despedida en su última audiencia general en la Plaza de San Pedro. El pontífice, que hoy renuncia al papado, recordó los momentos de “alegría y luz” durante su papado, pero también los tiempos de grandes dificultades. También agradeció a los fieles por respetar su decisión de retirarse.

Joseph Ratzinger, nombre de pila alemán de Benedicto XVI, se dirigirá a partir de las cinco de la tarde a Castelgandolfo, su nueva residencia durante dos meses, una localidad que dista una treintena de kilómetros al sur de Roma.

Decenas de miles de personas, algunas portando pancartas diciendo “¡Grazie!” (Gracias), atestaron la plaza para darle un último adiós a Benedicto XVI y unirse a la cita que encabezó cada miércoles durante ocho años para hablar al mundo acerca de la fe católica.

El papa evidentemente disfrutó de la multitudinaria despedida. Llegó a la plaza en el papamóvil, rodeado de guardaespaldas. En cierto momento se detuvo a besar y bendecir a una decena de bebés, con la ayuda de su secretario.

Unas 50 mil entradas fueron solicitadas para que los peregrinos pudiesen asistir a la última audiencia semanal de Benedicto XVI, pero los medios italianos estimaban que el número real de personas que asistieron podría haber sido del doble.

Para estar a tono con el momento histórico, Benedicto XVI cambió de rumbo y el miércoles no impartió su habitual lección de catecismo. En su lugar, hizo de su última presentación en la Plaza de San Pedro un acto personal, explicando una vez más por qué es el primer papa que renuncia en 600 años y exhortando a los fieles a orar por su sucesor.

Benedicto XVI siempre coincidió con Juan Pablo II sobre América Latina, donde vive la mitad de los casi 1,200 millones de católicos del mundo, al considerarla el territorio de la esperanza, pero también donde la Iglesia se juega parte de su futuro.

De ahí, que durante su visita a Aparecida (Brasil), en 2007, para la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (CELAM), el papa Ratzinger considerara “urgente” una nueva evangelización del territorio para afrontar la disminución del número de católicos, el avance de “secularismo hedonista” y la penetración de las sectas.

La conferencia de Aparecida puso en marcha esa nueva evangelización 500 años después de la llegada del cristianismo al continente, que sigue sufriendo “dolorosas situaciones” de emigración y desigualdades y donde no han desaparecido las bolsas de pobreza.

Así lo denunció Benedicto XVI durante el congreso “Ecclesia in América”, que reunió a finales de 2012 en el Vaticano a un centenar entre cardenales, arzobispos y personalidades del continente americano para analizar la situación del mismo.

El papa exhortó a una mayor solidaridad entre las naciones americanas, denunció el avance del secularismo y de las sectas.

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