Además de la energía física producto de la alimentación y la salud, nos mueve la “energía emocional”. Esta es la que se manifiesta como esperanza, resistencia, pasión, ánimo y entusiasmo.
Alcanza el orden del 70% de nuestro caudal energético; cuando entra en crisis, nos hace aparecer cansados sin razón, desmotivados o eventualmente deprimidos. Para afianzar la energía emocional Daniel Goleman recomienda, primero “reconocer qué la drena: circunstancias problemáticas, personas tóxicas, pensamientos de preocupación, culpa, indecisión, envidia, y a seguidas tomar pasos para contrarrestarlo”.
Segundo, “identificar qué la fomenta, en conformidad con gustos y preferencias: oración, contar nuestras bendiciones, servicio al prójimo, sana diversión; nuestra familia, novedades, y proceder entonces a darnos más de ello”. l
