Escuela de Medio Ambiente tras el aval de la Mescyt

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En momentos en que el país precisa de técnicos especializados en gestión y manejo de los recursos naturales, guardaparques y bomberos forestales que contribuyan a preservar la cobertura boscosa, amenazada constantemente por los incendios forestales, la Escuela Nacional de Medio Ambiente constituye un centro de primera para la formación de personal que implemente las políticas ambientales.

Ubicado en la sección de Piedra Blanca, en el municipio de Jarabacoa, el centro está adscrito al Ministerio de Medio Ambiente y ofrece educación continuada en temas como senderismo, ornitología, educación ambiental, y junto a instituciones públicas y privadas participa en proyectos de investigación para la restauración de ecosistemas degradados, uso sostenible de los recursos naturales y cuencas hidrográficas.

Sin embargo, a 47 años de fundación, la institución creada bajo un acuerdo entre la USAID, la FAO y el gobierno de entonces, no cuenta con un complejo de laboratorios para la enseñanza de química, física y biología, requisito indispensable para ser acreditado por el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt), como instituto técnico de educación superior.

Su directora, Martha Fernández, explica que esta falta de reconocimiento impide que los egresados que agotan un plan de estudios integral durante dos años y medio, en el caso de los técnicos, no sean considerados como tales en el mercado laboral.

“Un estudiante egresado de la escuela de medio ambiente tiene en términos de preparación académica un nivel para competir con cualquier ingeniero del país, pero lamentablemente no tiene el aval legal. Es el primer ‘community college’ dedicado al medio ambiente que tiene el país, pero sin reconocimiento”, deplora.

Señala que aunque The Nature Conservancy donó los equipos básicos y el mobiliario de uno de ellos, esperan por la remodelación de los edificios que alojarán los laboratorios, cuyos planos fueron aprobados por el pasado ministro de Medio Ambiente, Ernesto Reyna, la obra, valorada en aquel momento en RD$10 millones no llegó a ejecutarse.

Afirma que de obtener el reconocimiento, éste sería el único instituto del país y la región, especializado en formar el personal que requieren los países que integran el Corredor Ecológico del Caribe.

Con una infraestructura situada en un lugar envidiable y con capacidad de albergar más de 150 personas, hoy en día sólo puede admitir a 50 estudiantes, quienes reciben una beca completa (matrícula, alojamiento y comida).

“Como es una escuela cuyo presupuesto viene del Ministerio de Medio Ambiente, exclusivamente, entonces hay que ser tímidos, en tanto al número de estudiantes que seleccionamos”, dice.

En ese sentido, Fernández explica que en la última convocatoria para seleccionar la nueva promoción, recibieron 2,800 solicitudes, de las cuales sólo pudieron admitir a 50.

“Es lo que el Ministerio de Medio Ambiente puede solventar, y aunque hemos tirado numeritos por ahí para ver si hay personas dispuestas a becar estudiantes o instituciones del sector privado que pudiesen colaborar, con el asunto de que al final esos jóvenes no son avalados por el Mescyt tenemos que cerrarles las puertas”, lamenta.

Intercambios internacionales

La escuela también recibe a estudiantes procedentes de Estados Unidos, como parte de un convenio entre el Ministerio de Medio Ambiente y Education First, quienes dentro de su proceso de enseñanza realizan labores medioambientales en las comunidades aledañas.

Mediante Education First, o turismo educativo, los adolescentes realizan trabajos de la naturaleza como pintura de murales y tanques, viveros, trabajos en la madera, tareas de reforestación, remoción de especies invasoras, elaboración de bancos y senderos.

El centro también cuenta con un invernadero que produce más de 700 mil plantas por año, entre los que se encuentran pino criollo y caribea, almendros, cipreses y cedros que son plantadas por Medio Ambiente en las zonas más degradadas.

Las instalaciones cuentan con salones de clase, banco de semilla, centro de informática, estación meteorológica, biblioteca, plantaciones experimentales, aserradero, dormitorios, comedor y cocina, canchas deportivas, senderos, club de uso múltiple, salón de talleres y conferencias.

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