Escuelas en Haití inician proyecto para impartir clases en creole

CROIX-DES-BOUQUETS, Haití. Los estudiantes, en sus uniformes blanquiazules, salen de las aulas de su escuela conversando en creole sobre el examen de ciencia que acaban de tomar.

CROIX-DES-BOUQUETS, Haití. Los estudiantes, en sus uniformes blanquiazules, salen de las aulas de su escuela conversando en creole sobre el examen de ciencia que acaban de tomar.”¿Eske ou te byen konpoze?”, pregunta uno de los niños en el patio del colegio. Ello quiere decir “¿Cómo crees que saliste en el examen?” “No estoy muy segura”, responde la niña, también en creole, “estuvo bien difícil”.

Los alumnos no hablan mucho francés en la escuela, aunque ese es el principal idioma en que reciben clases. De hecho, menos del 10% de los 10 millones de habitantes del país hablan francés bien, y en la mayoría de las escuelas, hasta los maestros no lo entienden muy bien aunque deben enseñar en él.

El Colegio Louverture Cleary, una institución privada, se ha apartado de esa tradición al empezar a ofrecer clases en creole, que es el idioma en que los niños realmente hablan, en sus casas y en la calle. También se están introduciendo clases en español, el idioma de los países vecinos, y en inglés, que posiblemente los niños necesitarán en su futuro.

“Es cuestión de ser pragmático”, dice Patrick Moynihan, el director de la escuela. “Realmente, se trata de que somos parte de esta región”.

En otros colegios los alumnos sufren dificultades al tener que usar libros de texto en francés y lidiando con un idioma que en gran parte es un idioma extranjero, en este país que fue colonia francesa pero que hoy tiene más influencia de Estados Unidos y Latinoamérica.

En muchas escuelas, los alumnos aprenden sus lecciones en francés de memoria, sin entenderlo.

“Es muy difícil para mí porque yo no hablo francés en casa, mis padres no hablan francés en casa”, comenta Alexandra Julien, de 14 años, quien va a otra escuela. “En casa hablamos creole”, añadió mientras caminaba a sus clases.

Tres años después del terremoto que mató a más de 200 mil personas, la defieciente educación sigue siendo un obstáculo para educar a la población.

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