La plantación de café que Ramón Estévez tenía para buscar el sustento de su familia está dañada hace tiempo. Para ponerla a funcionar el caficultor tiene la esperanza de que se restaure en el país el Pago por Servicios Ambientales (PSA).Como Ramón, muchos otros productores de café opinan que el PSA pudiera ser el punto de partida para gestionar en el exterior los recursos que se necesitan para que la caficultura dominicana retorne a los años de gloria del pasado.
El PSA es un mecanismo de compensación económica a través del cual los beneficiarios de un servicio hacen un pago a los proveedores del mismo. En este caso, el beneficiario es el Estado. Es algo así como “tú cuidas la montaña, no la destruyes, haces alguna actividad que contribuya a enriquecerla y a cambio de eso te doy una compensación”. En el caso dominicano, por ese capítulo pudieran estar beneficiándose muchas personas, pero actualmente no ocurre así. Eso indican líderes de la foresta y de la propia caficultura. Hasta ahora existe un acuerdo entre el Ministerio de Medio Ambiente, la Empresa de Generación Hidroeléctrica (Egehid) y la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santiago (Coraasan) para la implementación de un proyecto piloto de PSA en la Cuenca del Yaque del Norte (PSA-CYN)
Datos del Ministerio de Medio Ambiente indican que los primeros beneficiarios del proyecto de PSA-CYN fueron 12 personas del paraje Pelada, de Manabao, y de la sección Los Dajaos, en Jarabacoa, el 10 de agosto pasado. En los actuales momentos se están evaluando unas 28 solicitudes recibidas. Rufino Herrera, presidente de la Confederación Cafetalera Dominicana (Concafed), y José Elías González, de la Cámara Forestal Dominicana, indican que “esa cantidad de beneficiarios es muy poca”.
“En realidad el sector cafetalero no se beneficia del PSA, a lo mejor se benefician personas de manera aislada y quizás algunos agricultores a los que se paga una jornada de unos 300 pesos como brigadistas, por un trabajo; no se trata de un pago que les hacen por proteger los recursos naturales”, sostiene Herrera.
Mientras, González, asegura que “lo que se ha hecho en República Dominicana es una especie de ensayo con una entidad para esos fines, especialmente en Jarabacoa, donde se ha pagado a unos diez o quince productores”.
Tanto las plantaciones de café, como de madera son dos piezas claves para la protección de las cuencas, sin embargo, dos de los dirigentes de esas áreas mantienen fuertes críticas a la forma que el Gobierno, a través de Medio Ambiente maneja el tema.
El representante de la Concafed advierte que habrá que acudir a organismos internacionales para poder relanzar la caficultura y asegura que si se estableciera el pago por los servicios ambientales eso podría servir como contrapartida para ese relanzamiento. “Pero además, a nivel internacional existen cuantiosos recursos para todo lo referente al cambio climático que pudieran obtenerse para el cultivo del café y cacao dominicano”, dijo Herrera. l
Hay referencias a nivel internacional
En Costa Rica, El Salvador y otros países centroamericanos se ha establecido el PSA y se han creado fondos nacionales para ese capítulo, amparados en una ley, y a partir de ahí esos “fondos semilla” sirven para gestionar otros recursos que se conocen a nivel internacional, según Rufino Herrera.
De otro lado, cifras que maneja la Cámara Forestal Dominicana indican que el país tendrá que seguir realizando las importaciones de madera, que alcanzan el millón de dólares diario, en vez de producirla internamente porque no cuenta con los incentivos para eso por parte del Estado.
Dijo que el país tenía en sus viveros capacidad para producir 40 millones de plantas, mientras actualmente no alcanza los 10 millones, porque no se está prestando al sector la atención que se necesita.
