En este tiempo

Dos momentos especiales estimulan la renovación entre los seguidores de Jesucristo. El período hermoso de su Natividad, que la humanidad…

Dos momentos especiales estimulan la renovación entre los seguidores de Jesucristo. El período hermoso de su Natividad, que la humanidad cristiana lo ha situado en el 25 de diciembre, y el doloroso período de su captura, procesamiento injusto, condena y muerte, que ha sido conjugado todo en la conmemoración de la Semana Mayor. En nada se diferencian esos dos episodios de la vida común de todos los mortales, el nacimiento y la muerte, y en el caso de Nuestro Señor, sus circunstancias muy singulares, el misterio de la resurrección, que es un grito de victoria sobre sus opresores, para convertirse en un símbolo de fe y esperanza para los oprimidos y sedientos de pan y justicia.

En esta época tan especial del año, queremos compartir con nuestros lectores el extraordinario valor del Triduo Pascual, que para la comunidad cristiana en realidad inicia el Jueves Santo, que es concebida como la pasión, aquel vital, grave momento de la despedida, cuando Jesús se reúne con sus discípulos en la cena, anuncia su sacrificio, en ese momento por sus compañeros, pero en la posteridad, por la humanidad. Es el acto de más grande y sublime amor. Es entrega, es fe, es determinación.

Luego vendría el calvario de la cruz y el misterio de su muerte y resurrección. Recordar todo eso ¿para qué? ¿Para el desenfreno y los excesos conducentes a la violencia, a veces en el mismo seno de la familia, del barrio, o en la sociedad en general? ¿Para qué este período? ¿Para un “compartir” sin más objeto que el goce, sin ningún sentido de construcción, sin mirarnos nosotros mismos?

Esta es una buena ocasión, pero para recordar lo que fue aquella entrega, aquellas prédicas del hombre que con sus palabras, sólo con sus palabras, su fe, su ejemplo, su serenidad, su firmeza, su templanza,  entregó su vida. Luego sería paradigma y símbolo. Es un tiempo para profundas reflexiones. Una oportunidad para volver la mirada, y si fuese necesario recomenzar, por todos.

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