El FMI y el déficit de “animal spirits”

Había pasado un año desde que el Gobierno norteamericano incurrió en uno de los errores de política económica  más costosos de la historia: permitir el colapso de Lehman Brothers, uno de los bancos de inversi

Había pasado un año desde que el Gobierno norteamericano incurrió en uno de los errores de política económica  más costosos de la historia: permitir el colapso de Lehman Brothers, uno de los bancos de inversión más grandes del mundo. El pánico y la incertidumbre se fusionaron con la desconfianza en los bancos de las economías desarrolladas, provocando una caída dramática de las bolsas de valores mundiales.  Casi 35 trillones de dólares, monto superior a la suma del PIB de Estados Unidos, Europa y Japón, habían sido borrados de la riqueza financiera de cientos de millones de inversionistas, asalariados y consumidores en todo el mundo.

La descomunal pérdida de riqueza que se había producido auguraba una fuerte caída del consumo a nivel mundial, y una posible segunda Gran Depresión.  Los gobiernos y bancos centrales  de todo el mundo, así como los organismos internacionales de financiamiento, conocedores de las políticas económicas que provocaron el Crack del 29 y la Gran Depresión que le siguió, estaban conscientes de los riesgos que asumían si no actuaban con la intensidad y prontitud requeridas.

Todos se unieron para poner en marcha políticas fiscales expansivas combinadas con una flexibilización sin precedentes de las políticas monetarias.  ¿Porqué?  Porque sabían que con la pérdida de riqueza que se había verificado, no sólo se produciría una fuerte caída del consumo sino que los inversionistas y las empresas, deprimidos por lo sucedido y las perspectivas sombrías que prevalecían, exhibirían un déficit enorme de lo que Keynes llamó “animal spirits”.

En su Teoría General sobre el Empleo, el Interés y el Dinero, Keynes había advertido que la demanda agregada podía contraerse en situaciones donde el optimismo espontáneo que motiva las decisiones de consumo e inversión, desaparece por alguna causa. En otras palabras, que de repente, la economía sufriese un déficit inusitado de los “animal spirits” que están detrás de esas acciones positivas. Con una pérdida de riqueza como la que se produjo entre septiembre del 2008 y marzo del 2009, no había que buscar mucho para darse cuenta que los “animal spirits” habían desaparecido y no regresarían durante un buen tiempo. La acción del Estado era necesaria para compensar la partida.

Fue por eso que la misión del FMI que visitó el país a principios de septiembre del 2009 sugirió “responder a la crisis financiera global” y “recomendó un estímulo fiscal en el 2009 y en la primera mitad del 2010”(ver IMF-Dominican Republic, Staff Report, October 26, 2009).  El primer objetivo del programa recomendado por el FMI al gobierno era “ejecutar políticas contracíclicas al comienzo del programa (desde el último trimestre del 2009 a la primera mitad del 2010) para mitigar la drástica caída económica”, pues “las  depresivas condiciones económicas probablemente agravarán  el desempleo, la pobreza y los indicadores sociales en ausencia de acciones de políticas”.

Aquella misión del FMI indicó que “existe un caso fuerte para relajar la posición fiscal en lo que resta del 2009 y parte del 2010, y entonces comenzar un proceso de consolidación fiscal una vez la economía mundial se fortalezca.”
La misión del FMI se reunió con el equipo económico y visitó también al Presidente  Fernández.  El mensaje que dejaron al Presidente durante esa visita fue muy claro: “Presidente, tiene que gastar.  Es necesario para compensar por la caída en la actividad económica que provocará la crisis financiera internacional.”  Los miembros de la misión fueron más lejos, recomendando al Presidente Fernández iniciar cuanto antes la Línea II del Metro, para imprimirle más dinamismo a la economía.

La ortodoxia fondomonetarista había sido temporalmente engavetada para dar paso a las recomendaciones del más activista de los economistas difuntos: John Maynard Keynes, uno de los ideólogos de lo que es hoy el FMI.  Interesante. El FMI volvía a abrazar las recomendaciones de su ideólogo para enfrentar una crisis que el FMI, con un staff impresionante, no fue capaz de prever.

Fue así como la expansión del gasto público, con el apoyo moral y económico del FMI, se convirtió en la política predominante en el país. Fue así como la Línea II del Metro apareció en el Presupuesto del 2010 con una primera partida de RD$729 millones, tal y como había recomendado el FMI.

La nueva misión del FMI que visitó el país durante las dos primeras semanas de noviembre de este año, ha reaccionado con sorpresa ante el déficit del sector público consolidado  estimado en 8.5% del PIB para este año, del cual 7.0% corresponde al Gobierno Central.  Si los técnicos del FMI revisan bien, comprobarán que el déficit real del Gobierno Central en el 2012 será inferior a 6% del PIB, pues 1.1% corresponde a gastos de capital registrados en el 2012 pero realizados en el 2011.  Siendo precisos,  pasaremos de un déficit del Gobierno Central de 3.7% del PIB en el 2011 a uno de 5.9% en el 2012, del cual 3.1 puntos porcentuales lo explican las transferencias al sector eléctrico y al Banco Central.  El déficit del sector público consolidado aumentará de 5.5% en el 2011 a 7.4%  del PIB en el 2012.

Cuando se observa la reacción actual del FMI sobre la situación fiscal, daría la impresión que sus economistas no invirtieron suficiente tiempo, para analizar las repercusiones de las recomendaciones que hicieron en septiembre del 2009 y que fueron plasmadas en el último acuerdo Stand-by que tuvimos con el FMI. Aparte de eso, fallaron de nuevo en no prever nuevos desarrollos en la economía mundial que alterarían sus previsiones iniciales.

En primer lugar, los economistas del FMI aparentemente olvidaron que mientras el gasto público es elástico al alza -y más si hay financiamiento externo disponible-, es muy inelástico a la baja. Una vez usted sube el gasto público, se crean “derechos de recepción” de gastos difícil de eliminar.  Por tanto, eso de plantear “dispare el gasto de aquí a junio del 2010 y después bájelo” puede encajar en alguna teoría económica compatible con el “homo economicus”, pero no  en el mundo real de la economía política que enfrenta el “homo politicus”. No debe olvidarse que los “founding fathers” de la economía clásica,  Adam Smith,  David Ricardo y John Stuart Mill de lo que escribieron fue de “economía política”, mientras Alfred Marshall  se enfocó en la comprensión del “comportamiento humano” en una economía de mercado.

Lo anterior no significa que el gasto público en ningún país puede reducirse.  En Francia, por ejemplo, que alcanza un 56% del PIB, está claro que sería posible reducirlo.  Incluso en nuestro país, que es de 16%, podría reducirse ligera y gradualmente, pero sólo para ser reorientado luego a otras áreas.

Ligado a lo anterior, está el caso de la Línea II del Metro.  ¿Acaso era posible iniciar su construcción a principios del 2010 y concluirla en 6 meses?  ¿O iniciarla para luego paralizarla?  ¿Qué pasa cuando se dejan obras inconclusas para ser retomadas más adelante?  ¿Acaso los costos no tienden a dispararse debido a la inversión adicional a realizar para corregir el deterioro provocado por el abandono temporal?  Una vez se empiezan obras de ese tipo -financiadas con préstamos-, es muy difícil detenerlas.  La misión del FMI que estimuló al Presidente Fernández a iniciar la Línea II, debió prever que esta obra comprometía una parte importante del gasto público durante los próximos tres años.

Así como el FMI no previó la crisis financiera de EUA, tampoco previó la crisis de la deuda soberana de Europa y el efecto recesivo adicional que esto iba a generar en los próximos años.  Recordemos que el FMI pensaba que a mediados del 2010, la economía mundial estaría fortalecida y, por tanto, el estímulo fiscal ya no sería necesario. Extraño, pues desde finales del 2009 se sabía que Grecia estaba incapacitada para honrar sus compromisos, situación que se agravó en los años siguientes, contagiando a  Irlanda, Portugal, España,  Chipre e Italia. ¿Acaso la misión del FMI de aquel entonces no se dio cuenta que la recuperación de la economía mundial iba a tomar mucho más tiempo que los 9 meses inicialmente previstos?

La debilidad de la economía mundial ha seguido luego de la crisis financiera del 2008, debido en gran parte a una crisis de la deuda soberana europea que al sembrar dudas sobre la viabilidad del euro, mantiene ahuyentados a los “animal spirits”.  En el 2012, la debilidad se profundizó. El crecimiento en la Eurozona será de -0.4%, en EUA ha promediado menos de 2% en el 2011-2012 y China, después de crecer 11% anual durante el 2006-2011, apenas crecerá un 7.5% este año.  ¿Piensa el FMI que era apropiado recortar el déficit fiscal en el 2012 dado este escenario de la economía mundial?

Los “animal spirits” en RD tampoco sacaron la cabeza.  El gasto público aumentó significativamente en el 2012.  Cualquier economista hubiese pronosticado un fuerte aumento de las tasas de interés sobre préstamos  y un efecto “crowding-out” de la inversión privada.  Pero no fue así.  La tasa de interés sobre préstamos promedió 15.69% en el 2011, y ha promediado 15.72% en los primeros 11 meses del 2012. La caída de la demanda de préstamos del sector privado no se ha debido a aumentos inexistentes en las tasas de interés inducidos por el mayor gasto público financiado con crédito interno, sino al déficit de “animal spirits” que ha prevalecido durante este año. Si el gasto público no hubiese aumentado como lo hizo en el 2012, en vez de crecer 3.9% este año, el crecimiento habría sido probablemente negativo.

¿Porqué se ausentaron nuestros “animal spirits” en el 2012?   Una de las causas podría ser la incertidumbre generada por las elecciones de este año. Y eso nos lleva a nuestra última observación. ¿Era sensato pensar que en el 2012 podía producirse una reducción del déficit del 2011, sabiéndose que era un año electoral y presagiándose unas elecciones cerradas, calentadas por provocadores discursos “saltimbanqueros”?  Si en el 2008, en el marco de una campaña mas sosegada, el déficit aumentó de 1.7% a 4.4% del PIB, ¿era sensato pretender que en el 2012 sería menor al 5.5% del 2011?

Quizás a algunos se les ocurre montar otro juicio popular, esta vez al FMI,  por ser ingenuo, imprevisor e insensato; y a los “animal spirits”, por ausentarse de manera tan marcada e inoportuna. Ambos tienen mucho que ver con el déficit fiscal del 2009-2012. A George W. Bush también, por dejar caer a Lehman Brothers. Y claro, un juicio post-mortem a Keynes, el más culpable de todos, pues sus ideas, 66 años después de su muerte, siguen vivitas y coleando.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas