Habría que verlo

Lo que van a leer a continuación habría que verlo para creerlo, porque cualquiera creería que es un invento. No lo vi, pero Carlos…

Lo que van a leer a continuación habría que verlo para creerlo, porque cualquiera creería que es un invento. No lo vi, pero Carlos Valerio, uno de mis asiduos lectores, me relata el acontecimiento en un email de antología. Lean ahí: “Apreciado Leo: Ocurrió hace unos días con el estadio Quisqueya lleno de bote en bote y fue como de película. Faltaban apenas minutos para que comenzara el juego entre Aguilas y Licey.

Del cielo bajó hasta el centro mismo del terreno de juego, ante la incredulidad de los fanáticos, un helicóptero. La gente pensó que se trataba de alguna estratagema publicitaria para promover determinado producto y se oyó la bulla por todo el estadio. Posada en tierra la aeronave, se abrieron sus puertas para que saliera ante la casi perplejidad de los presentes un equipo …de hermosas y bien formadas jovencitas, enfundadas en unos muy ajustados pantalones del tipo lycra, color azul, seguidas del gozoso ejecutivo de uno de los equipos de béisbol que tercian en la temporada de invierno y alto funcionario. Había que estar ahí, pero dentro del público, para escuchar lo que pensaban y decían muchos. Me ha extrañado que un periodista tan informado no haya escrito nada de eso”. Ni le agrego ni le quito nada al mensaje. Y mucho menos emito comentarios…

Encuestas

Si no es que pretenden etiquetar con el descrédito la realización de encuestas de preferencias políticas, los equipos de campaña de los candidatos que buscarán la Presidencia de la República en las elecciones del próximo 20 de mayo, deberían utilizar los sondeos, tal como aconsejan los que saben de eso, como herramientas para darle seguimiento al curso de sus estrategias, enderezar entuertos, modificar acciones, relievar fortalezas y buscar superar las debilidades, pero no para procurar ofender la inteligencia de la gente, difundiendo cifras que se saben irreales. Señores: Ya la pava no pone donde ponía, y debajo de cualquier yagua hay tremendo alacrán…

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