¿Hacia dónde?

¡Cuántos problemas sufre la sociedad dominicana! Unos son molestosamente graves y alarman. Con otros convivimos. El Estado suele auspiciarlos, propiciarlos y les saca beneficios.

¡Cuántos problemas sufre la sociedad dominicana! Unos son molestosamente graves y alarman. Con otros convivimos. El Estado suele auspiciarlos, propiciarlos y les saca beneficios.A nadie alarma la revelación de que por cada 100 suicidios 19 son el resultado de las angustias y desesperanzas a que conducen los juegos de apuestas, de todo tipo, los que generan adicción, empujan a la violencia hacia terceros, y cuando ya no hay salida, al suicidio.

Las vías hacia ese tipo de práctica son muy extensas, y lo más lamentable, legitimadas y estimuladas desde el poder.

El pueblo identifica la alta propensión nacional hacia todo tipo de juegos de apuestas y de azar señalando que “aquí se apuesta hasta la cortada de ojo”.

Desde el pintintín en los juegos de patio con el dominó con apuestas, las cartas, bingo, dados, y con ellos el vironay, hasta las peleas de gallos.

Se juega a los números con redes de riferos y loterías. Al menos cuatro grandes empresas millonarias nacionales de loterías, con sorteos diarios o inter diarios; una de esas empresas es estatal, con dos sorteos diarios y uno mayor en el fin de semana. Con ellas, cientos de aguanteros a nivel nacional; consorcios de loterías regionales con ramificaciones locales. Los propietarios son súper millonarios.

Están las cadenas de tragamonedas muy favoritas entre los jóvenes, en colmados y cualquier tipo de negocios. A veces se organizan “batidas” persecutorias, pero días después reaparecen hasta una próxima denuncia.

Se apuesta a los caballos, se juega a lotos internacionales como las de Nueva York y Miami y a otras nacionales de Estados Unidos. Hasta por la web se juega aquí.
Las apuestas abundan en los deportes. Todos los deportes aplican para el negocio. Y ni hablar de los casinos, donde se dan las jugadas millonarias. La ruleta, póker, black jack, tragamonedas, y más.

Y otras apuestas que conducen a la muerte. Se repiten en cualquier localidad. Son las carreras de carros o motores.

Los juegos son una epidemia. Pero el Gobierno los estimula, con algunos de ellos se contribuye al fisco, y a la muerte. También, son una causa eficiente de desintegración familiar.

¿Hacia dónde vamos? 

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