Historias de la mitología cuestionadas por la geología

Desde los orígenes de nuestra civilización hemos creado grandes mitos, fantasías, fábulas y relatos misteriosos, con la única finalidad de engendrar temores en una sociedad donde muchos creen en lo esotérico, lo extravagante y lo fantástico.

Desde los orígenes de nuestra civilización hemos creado grandes mitos, fantasías, fábulas y relatos misteriosos, con la única finalidad de engendrar temores en una sociedad donde muchos creen en lo esotérico, lo extravagante y lo fantástico.

Los diálogos de Platón hablan de la Atlántida como una isla de Atlas que 9000 años antes de la época del legislador ateniense Solón era una avanzada potencia marítima que habría conquistado gran parte de Europa y el norte de África, siendo sólo detenida por una hipotética Atenas prehelénica, después de lo cual habría desaparecido en el mar a causa de un violento terremoto y de una gran inundación, ocurridos en un sólo día y una sóla noche, terribles.

Algunos exploradores afirman haber encontrado al norte de la isla de Cuba, a unos 700 metros de profundidad en el fondo del océano Atlántico, los restos de la legendaria Atlántida, sin embargo, los conocimientos modernos de geotectónica y sísmicidad nos demuestran que los grandes terremotos, seguidos de inundaciones por maremotos, se generan en las zonas de subducción, donde una placa tectónica penetra por debajo de otra placa superior, y que en esas franjas ningún terremoto puede hundir un segmento de corteza terrestre litoral más allá de unos pocos metros.

Cuando durante años los empujes de una placa tectónica la deslizan por debajo de otra placa, llega un momento en que se traba, se pliega, y empuja la placa superior hacia arriba, levantándola unos pocos metros, y cuando el empuje supera el límite de resistencia de la roca, ésta se rompe, produciendo el gran terremoto que devuelve el segmento levantado a su posición inferior original, el cual puede quedar ligeramente hundido en el mar si estaba a pocos centímetros por encima del nivel del mar, pero se descarta el mito de que un terremoto pueda hundir una ciudad hasta 700 metros de profundidad marina.

El 25 de diciembre de 1868 el periódico The New York Times publicó la noticia de que trabajadores de la compañía Sank Rapid Water Power, que hacían excavaciones para construir una presa hidroeléctrica en el río Mississippi, desenterraron los restos de un esqueleto humano, de 3.40 metros de altura (11pies), incrustado en una gigantesca roca granítica.

Evidentemente que quien reportó la noticia tenía pocos conocimientos de geología arqueológica, pues no es posible encontrar huesos de un cuerpo humano incrustados en una roca granítica, tal y como aparecen en las rocas sedimentarias arcillosas y arenosas, ya que el granito es una roca ígnea plutónica que se forma por la cristalización del magma ácido derretido que asciende desde el centro fundido de la tierra hasta la superficie, y su temperatura original es tan alta que ninguna materia orgánica se conserva en esta roca.

Podríamos suponer que el redactor confundió la roca y que no se trataba de roca granítica, sino de roca sedimentaria arenosa o arcillosa, pero de haber existido tal esqueleto estaría en un Museo de Historia Natural de Estados Unidos, y no es así. Ese fue otro mito.

De igual modo, la desaparición de barcos y aviones en el denominado triángulo de las Bermudas, en la década de 1940, ha generado mitos sobre la presencia de extraterrestres y ventanas dimensionales en el mismo fondo marino donde algunos exploradores dicen haber encontrado a la Atlántida, sin embargo, la geología ha demostrado que ese fondo marino es rico en hidratos de metano, que al liberarse por sacudidas sísmicas reducen la densidad del agua de mar y del aire haciendo que barcos y aviones pierdan sustentabilidad y se hundan en el mar. l

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