Histórico recuento fiscal

Desde la democracia han sido varias las reformas fiscales, urgidas por todos los gobiernos. En 1984 vivimos una crisis económica, y el PIB por…

Desde la democracia han sido varias las reformas fiscales, urgidas por todos los gobiernos. En 1984 vivimos una crisis económica, y el PIB por primera vez en la historia dominicana, había alcanzado casi los US$15,000 millones. Costó recuperarse, ya que en 1990, el PIB se situaba ligeramente superior al tamaño que tuvo en 1984, incluso por debajo del tamaño alcanzado en 1980. Fue un período bautizado por los economistas como “década perdida para la economía del país y su gente”. En el año 1990 iniciaron nuevas reformas. Período bautizado, como el “milagro dominicano”. Un “milagro” que frenó primero en el 2003, y luego en 2010.

Antes, en diciembre de 1996, el presidente Leonel Fernández, presentó sin éxito un paquete de reformas, incluyendo la devaluación del peso y reducción en las tarifas de importación, en un intento de crear una economía orientada al mercado que pudiera competir internacionalmente. Entre 2000 y 2004, el gobierno de Hipólito Mejía, introdujo otras reformas, que impactaron a la economía dominicana: relegación de reformas que estaban en curso, desaceleración de la oferta exportable, y sobre todo, la crisis cambiaria y bancaria, unida a la corrupción administrativa generalizada, y el descalabro de la crisis del sector eléctrico. La magnitud de la crisis hizo colapsar sectores completos de la economía. 

En su segundo mandato, a raíz de la nefasta gestión de Mejía, Fernández volvió y tomó medidas como la reducción de la tasa del dólar, lo que provocó la pérdida de más de 120,000 empleos en las zonas francas y un salto descomunal en la deuda interna, conocida como “déficit cuasi-fiscal”, lo que motivó la introducción al Congreso de una ley con el objetivo de desmontarla en diez años.

Fernández priorizó su gestión en la macroeconomía, infraestructuras, globalización, tecnología, y dejó a un lado sectores básicos como la salud (aumento salarial a médicos y enfermeras) y la educación. Sumado a esto, el incesante carnaval de préstamos y la corrupción pública administrativa.

Hoy, los dominicanos estamos abocados a tener que pagar un déficit que no fue creado por nosotros, a través de impuestos desproporcionados. Hace años, fue publicada esta nota en un informe del PNUD: “La causa principal de la pobreza dominicana y del bajo desarrollo humano relativo no es la falta de financiamiento y de recursos económicos, sino el escaso compromiso con el progreso colectivo del liderazgo nacional y empresarial durante las últimas décadas y la ausencia de un pacto social y de empoderamiento de los sectores mayoritarios de la sociedad dominicana”, esto continúa vigente.

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