Horford, Arelys y la ingratitud (3-3)

Arelys Reynoso, tan humilde que se “pintaba” en aquellos tiempos en los que andaba solicitando colaboración a colegas periodistas deportivos.

Arelys Reynoso, tan humilde que se “pintaba” en aquellos tiempos en los que andaba solicitando colaboración a colegas periodistas deportivos. Ahora, por su estatus tiene un comportamiento sorprendente, que desdice de sus cualidades humanas, olvidando el favor de la solidaridad y el sentimiento de una palabra que se llana agradecimiento.  Me refiero al conflicto que envuelve a Al Horford, su madre y a Carmona, quien fue cancelado (¿?) porque alegadamente no hizo el trabajo como representante del hijo de Arelys en el país”.

Este problema, aunque el colega Carmona no quería, va a lo legal. Va a la justicia donde se determinará quién tiene la razón. Confieso que no era mi intención recordar algunos momentos de doña Arelys Reynoso a quien conocí una tarde dominical en medio de un partido de baloncesto en el Palacio de los Deportes Virgilio Travieso Soto. Ya ella estaba divorciada de Alfred -Tito- Horford, el padre del hoy sensacional y millonario basquetbolista Al Horford.

Recuerdo que en mi condición de Editor Deportivo del desaparecido diario La Noticia, le tendí la mano. Es decir, acepté que Arelys llenara cuartillas en las que asentada crónicas deportivas…¡e iba muy bien!

Se perfilaba como una buena periodista especializada en deportes al tiempo de que como madre soltera necesitaba entrar el mercado laboral con miras a reunir algún dinerito que le serviría para ir en auxilio (económico) de su vástago que a la sazón tenía unos siete u ocho años.

Al Horford debe reflexionar

Creo que lo más sano, para frenar este impasse, es que Al le pague a Carmona los cinco o seis meses que le adeuda por servicios prestados. Porque, en base a una inteligente reflexión, Horford no debe permitir que su imagen se empañe.
Que su prestigio caiga por el suelo por “unos dólares más”, como es el título de la famosa película de vaqueros. No es necesario que ese caso vaya a la justicia. Horford es un muchacho tranquilo, inteligente, está bien casado y es un buen hijo. Además, está “forrado” en dólares.

Entonces, ¿por qué tener que estar en la palestra pública por una “nimiedad”. Que Horford y su madre resuelvan este impasse… ¡y que Carmona reciba su paga!

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