¿Crisis en la JCE? La renuncia de García refleja un pugilato entre jefes subalternos

La opinión pública se pregunta: ¿Existe realmente una crisis en la Junta Central Electoral (JCE), como se sugiere, o se está magnificando lo que a todas luces parece  una lucha de poder entre dos funcionarios claves y que uno de los dos dio por termi

La opinión pública se pregunta: ¿Existe realmente una crisis en la Junta Central Electoral (JCE), como se sugiere, o se está magnificando lo que a todas luces parece  una lucha de poder entre dos funcionarios claves y que uno de los dos dio por terminada con su renuncia?

Si nos atenemos a las cartas enviadas por Miguel Ángel García y Franklin Frías Abreu, los dos hombres confrontados por el control del Centro de Cómputos, al presidente de la JCE, resulta demasiado obvio que de lo que se trata es de una cuestión meramente personal.

Sin embargo, si analizamos la conducta posterior que ha asumido el doctor Eddy Olivares, miembro de la JCE, resulta muy claro que también se está ante un protagonismo excesivo, en un asunto que necesariamente no compromete la totalidad de esa institución, o su propia institucionalidad, lo que parece que comprende el candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Hipólito Mejía, quien reaccionó con mucho tacto ante el destape de García.

Las cartas de García al presidente de la JCE,  Roberto Rosario Márquez, lo colocaron en una incómoda posición, pues no podía decidir por sí mismo una cuestión como la reclamada por el renunciante y con razonable tacto dejó que el pleno lo decidiera. Por mayoría simple, ese organismo acogió la renuncia de García.

Pero Olivares encontró elementos de causa, optó por asumir la defensa de García, con el discreto apoyo del miembro César Féliz y Féliz, pero además, arremetió contra el director de Informática, Franklin Frías. Sugirió que sin García las elecciones estarían en peligro y de inmediato formuló la tesis de que hay “un plan perverso” para controlar los cómputos en esta institución.

Una historia de denuncias. El proceder de Olivares obliga a rememorar comportamientos parecidos durante su historia en la JCE, particularmente en el pasado proceso  electoral. El 28 de abril del 2008 “reveló” que era posible boicotear la transmisión de las actas  desde los 742 recintos electorales…y que había productos en el mercado que permitían paralizar la transmisión de datos desde un celular. (Listín Diario 29-2008)

Esa “revelación” desató un revuelo en la JCE,  porque según afirmaba, “el principal elemento de seguridad del sistema lo constituye la transmisión de datos  encriptados, la cual puede ser  fácilmente bloqueada, alterada e interrumpida a través de uso de tecnología GSM”.

En una carta al pleno de la JCE  el 26 de abril del 2008 propuso la contratación de  una agencia especializada “para dotar el programa de escaneo y transmisión de actas desde los recintos de votación de un blindaje que evite la vulneración por parte de “hacker” o “piratas electrónicos” y así garantizar que los datos preliminares de las elecciones estén apegados a la verdad”. (Hoy 29-04-2008 (Pág. 5 A)
En esa ocasión, Olivares afirmó que su preocupación representaba el temor de varios partidos políticos que “han manifestado públicamente sus dudas…  en relación con pruebas realizadas con los scáneres a pocos días de las elecciones”. (Listín Diario 29-04-2008).

La escandalosa declaración provocó una sesión del pleno, encabezado por Julio César Castaños Guzmán.  Participaron los técnicos de la Dirección de Informática, incluido precisamente  su administrador  Miguel Ángel García y  su director Franklin Frías. De acuerdo a consultas, las explicaciones de los técnicos fueron avasalladoras. Pusieron en ridículo a Olivares, particularmente el director Frías.

En 2008, Olivares también denunció un supuesto “plan perverso” alrededor de la dirección de Informática y el 6 de mayo logró la reacción del PRD, que propuso a la JCE que “se digne en posponer la implementación del sistema de escaneo y transmisión de resultados de votación”. Pero el pleno de la Junta decidió mantener el sistema de transmisión, durante una sesión del 12 de mayo.

Todavía así, el magistrado Olivares se opuso a que los resultados fuesen transmitidos en directo en pantallas televisivas y en las juntas electorales y se negó a firmar el primer boletín de resultados, tras cerrar las votaciones, y fue necesaria la intervención de la magistrada Aura Celeste Fernández, quien debió permanecer durante dos horas en el despacho de Olivares para que bajara al auditorio de la JCE, dónde le esperaba el Pleno completo. Por esta negativa de Olivares  el primer boletín que debió transmitirse a la población a las 7 de la noche llegó a los televidentes casi tres horas más tarde.

Sin embargo, las elecciones del 2008 fueron declaradas como las más transparentes y democráticas de la historia dominicana y no se registró un “solo hackeo”, ni una sola denuncia de intento de penetración en el sistema de transmisión de actas, como certificaron Codetel  y Orange, responsables del blindaje en la transmisión de las informaciones.

De nuevo Olivares habla de un supuesto plan perverso del presidente de la JCE y del director de cómputos Frías, pero  en una carta  anterior, su defendido Miguel Ángel García se dirige a Rosario, dispuesto a exponerle  consideraciones que “han venido derivándose del interés manifiesto en fomentar una división en  las funciones a mi cargo, así como otros aspectos fácticos que me mueven a preocupación…“ En esa misma comunicación concluye poniendo a disposición del presidente de la JCE  el cargo de Administrador General de Informática…  “antes que seguir ejerciendo sólo parte de las responsabilidades del departamento”, con el consiguiente problema de mando que ha venido afectando al personal para la ejecución de los trabajos y de un área como la informática tan sensible para las delicadas funciones de esta JCE”…  lo que confirma que se trata de un pugilato entre dos jefes subalternos.

García buscaba el poder total

El licenciado Miguel Ángel García dejó muy bien establecido que no estaba dispuesto a compartir la autoridad en el Departamento de Cómputos de la JCE. En una carta previa a la  renuncia dijo al presidente Rosario:

“… Las circunstancias que originaron mi designación como Administrador General de Informática de la JCE constituyen un compromiso profesional, moral y social que conjugado con mis principios y valores, me motivan a poner a su disposición el cargo de Administrador General de Informática de la JCE… antes que seguir ejerciendo sólo parte de las responsabilidades del departamento, con el consiguiente problema de mando que ha venido afectando al personal para la ejecución de los trabajos de un área como la Informática, tan sensible para las delicadas funciones de la JCE.”

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