Indicadores económicos

El año 2013, que acaba de entrar en su último tercio, pues le restan cuatro meses, muestra indicadores económicos un tanto preocupantes y a los que aunque un poco tarde, las autoridades monetarias están comenzando a prestarles atención.

El año 2013, que acaba de entrar en su último tercio, pues le restan cuatro meses, muestra indicadores económicos un tanto preocupantes y a los que aunque un poco tarde, las autoridades monetarias están comenzando a prestarles atención.

Uno de los indicadores de más sensibilidad es el de la tasa del dólar, que la semana pasada se cotizó a RD$43 por uno, generando la reacción preocupante de la sociedad y obligando a las autoridades del Banco Central a disponer la intervención del mercado de divisas y a revertir la tendencia a la baja de las tasas de interés bancarias, lo cual es una medida de doble filo, pues por un lado puede detener la devaluación, pero por otra parte encarece aún más el dinero.

El hecho de que los precios del petróleo se incrementen en el mercado internacional está repercutiendo en la situación económica local, toda vez que, dada la alta dependencia del carburante para la producción de energía y del transporte, ha sido necesario aumentar los precios de los combustibles a niveles que ya sobrepasan lo que la clase media está dispuesta a soportar.

En los primeros ocho meses de este año el galón de gasolina premium ha aumentado más de 34 pesos, y se cotiza a RD$266.50. La misma tendencia muestran combustibles tan vitales como el gasoil y el gas licuado de petróleo.
A eso se suma el recién anunciado ajuste de la tarifa energética residencial, que aunque la Superintendencia de Electricidad (SIE) informa que es en una reducida proporción, no deja de ser un elemento de costo adicional en momentos en que se están arreciando los apagones en zonas “24 horas”.

Hasta ahora la popularidad del presidente Danilo Medina se mantiene alta, algo que puede responder a las buenas intenciones que la gente observa en el mandatario. Sin embargo, el hecho de que cada vez sean más elevados los precios de bienes y servicios básicos, puede comenzar a provocar reacciones de disgusto de parte de una población que no soporta más cargas.

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