La integración del Caribe insular ¿Mito o realidad? (5)

“Nosotros somos demasiado pequeños sumergidos en un mundo de bloques inmensos, aunque no se quiera estamos entre el libre comercio como en NAFTA, los altos niveles de integración como en Europa, o la unión política como en Alemania. Demasiado…

“Nosotros somos demasiado pequeños sumergidos en un mundo de bloques inmensos, aunque no se quiera estamos entre el libre comercio como en NAFTA, los altos niveles de integración como en Europa, o la unión política como en Alemania. Demasiado pequeños para ser escuchados o para incomodar…” Senador Stuart Nanton, miembro del Parlamento en San Vicente y las Granadinas en 1984. [1]

El tema de la unidad en el Caribe insular ha sido un verdadero reto, una utopía presente desde el siglo XIX, como hemos visto a través de esta serie de artículos que se inició hace unas semanas. Seguimos con el mismo tema en esta entrega.

Durante los primeros años de la década de 1960 hubo muchos intentos de integración. El proceso de independencia política que se había iniciado en las islas tomó intensidad. Este hecho provocó que surgieran ideas y propuestas que hicieran viable la integración política y económica. Una de las iniciativas más importantes fue la Primera Conferencia de Jefes de Estado de los países del Caribe miembros de la Commonwealth, que se celebró en Puerto España en julio de 1963. Participaron los gobernantes de Jamaica, Trinidad y Tobago, Barbados y Guyana Británica. Al año siguiente se celebró una nueva conferencia en Kingston. Se repitió de nuevo en 1965 en Georgetown y al año siguiente en Barbados y finalmente en 1967 en Trinidad. Un elemento interesante es que en 1965 los jefes de Estado de Antigua, Barbados y Guayana Británica firmaron un acuerdo para el establecimiento de una Zona de Libre Comercio y de una Unión Aduanera.

Todos estos encuentros sentaron las bases para la creación de la Asociación Caribeña de Libre Comercio, conocido en inglés como Caribbean Free Trade Association (CARIFTA). La reunión constitutiva se realizó en diciembre de 1965, en Trinidad y Tobago. Mediante la firma del “Acuerdo de Dickenson Bay”, en honor del puerto de Antigua-Barbuda. El acuerdo fue firmado por Antigua y Barbuda, Barbados y Guyana. Pero entró en vigencia tres años después, en 1968. Ante la iniciativa, otras islas del área se integraron, a saber: Dominica, Granada, Saint Kitts y Nevis, Anguila, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Montserrat y Jamaica. Tres años más tarde, en 1971, se sumaron Honduras Británicas (hoy Belice).

La nueva organización denominada CARIFTA, por sus siglas en inglés, tenía como objetivos:

1.- Incrementar el comercio entre los Estados miembros.
2.- Diversificar y expandir los bienes y servicios ofrecidos.
3.- Liberalizar el comercio, que se haría mediante remoción de las tarifas y cuotas a los bienes y servicios producidos en la zona.
4.- Asegurar la sana competencia, para lo cual debían establecerse reglas claras que a su vez permitieran proteger a las pequeñas empresas.
5.- Asegurar que los beneficios del libre comercio fueran distribuidos en forma equitativa.
6.- Promover el desarrollo industrial en los países menos desarrollados de la
región, y racionalizar la producción agrícola. [2]

Un elemento interesante que se produjo, como nos relata Carlos Martínez Sotomayor en su libro “El Nuevo Caribe. La independencia de las colonias Británicas, ”[3] es que las islas de Barlovento y Sotavento, a pesar de haber firmado la adhesión como miembros de la zona de Libre Comercio del Caribe, suscribieron entre ellas un acuerdo particular para la formación de un mercado subregional. El hecho permitió que otros gobiernos firmaran acuerdos bilaterales. El autor señala, en este libro escrito al calor de los acontecimientos, que en este esfuerzo de crear una nueva entidad que integrara a las islas del Caribe inglés, participaron muchas entidades. Una de las instituciones claves, insiste, fue la Universidad de las Indias Occidentales. El estudio principal y definitivo para la firma del acuerdo lo elaboraron especialistas de esa universidad, específicamente los economistas Brewster y Thomas autores del documento “Las dinámicas para una Integración Económica de las Indias Occidentales.”[4] La propuesta de los académicos se basaba en el principio de la integración de la producción del Caribe por sectores. Una propuesta distinta al esquema clásico de área de libre comercio y Unión Aduanera.

Otras instituciones que apostaron a la integración fueron: el Servicio Meteorológico del Caribe, así como también el Servicio de Marina Mercante de las Indias Occidentales. El sector privado, sigue diciendo Martínez Sotomayor, también tomó participación activa. Entre las que señala a las Cámaras de Comercio y la Asociación de Productores de Azúcar de las Indias Occidentales. La nueva apuesta integracionista generó mucho entusiasmo, pero también preocupación entre sus miembros:

En cuanto a las proyecciones futuras de CARIFTA…no constituye en sí el fin último de la integración económica del Caribe, sino que en su primer paso, se contempla avanzar hacia el establecimiento de una Tarifa Externa Común, con lo que se logrará la fase más avanzada de una Unión Aduanera.

Otra de las preocupaciones de los miembros de CARIFTA son los estudios que están efectuando con miras a buscar sus conexiones con otros grupos y asociaciones económicas multinacionales que han surgido en el continente latinoamericano…[5]

La nueva entidad tuvo corta vida. Cuatro años después de formada, y con el propósito de dar un nuevo impulso a la cooperación regional, en octubre de 1972, fue celebrada en Georgetown, Guyana, que en ese momento era la sede de la Secretaría General, la VII Conferencia de Jefes de Gobierno del Caribe. El acuerdo de esta reunión fue el paso del libre comercio a la creación de un mercado común. La decisión fue posteriormente ratificada en la VIII Conferencia del CARIFTA en abril de 1973. Los representantes de 11 gobiernos ratificaron la decisión de establecer la Comunidad del Caribe. Solo Antigua y Montserrat no se adhirieron.

En agosto de ese año de 1973 entró en vigor el Tratado de la Comunidad del Caribe, hecho entre los cuatro países independientes: Barbados, Guyana, Jamaica y Trinidad y Tobago. En este acuerdo se establecía que el resto de los 8 territorios que no habían alcanzado la independencia (Antigua, Honduras Británica, Dominica, Granada, Santa Lucía, Montserrat, San Kitts/Nevis/Anguilla y San Vicente), podían convertirse en miembros plenos el 1º de mayo de 1974. Así nace la Comunidad Caribeña y el Mercado Único (CARICOM).

Poco tiempo después, el 4 de julio de 1983, Las Bahamas se adhirieron al tratado, convirtiéndose en el miembro No. 13. Doce años más tarde, en 1995 fue aceptado Surinam. Entrado el siglo XXI, específicamente en el año 2002 fue aceptado, convirtiéndose en el socio No. 15.

Otros países fueron aceptados como miembros asociados, entre ellos podemos citar a: Islas Vírgenes Británicas y Turcos y Caicos, Anguila, en Julio 1999; Islas Caimán e Islas Bermudas. En el año 2003. México y Puerto Rico fueron aceptados como “observadores”.

En el artículo de la próxima semana vamos a trabajar acerca del CARIFTA y la República Dominicana, para luego proseguir con CARICOM.

___________________________________
[1] Citado por Antonio Pérez
Manzano,
VIII.- DEL BAÚL DE ADE. LA
ASOCIACIÓN DE LIBRE COMERCIO DEL CARIBE (CARIFTA) Y LA
COMUNIDAD DEL CARIBE
(CARICOM), HTTP://WWW.
DIPLOMATICOSESCRITORES.ORG/REVISTAS/28_99.HTM.

[2] Cf, Ibídem
[3] Cf. Carlos Martínez Sotomayor,
El Nuevo Caribe. La independencia de las colonias Británicas, Santiago de Chile, Editorial Andrés Bello, 1974, p. 263 y siguiente.
[4] Cf, Ibídem, p. 262.
[5] Ibídem, p. 263.

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