Política exterior durante los doce años de Balaguer (1966-1978)
Mientras en un sector de la intelectualidad y del liderazgo político dominicano se producía este marcado interés por los acontecimientos internacionales, el Estado dominicano realizaba una política exterior reactiva subordinada, incondicionalmente, a los lineamientos de Washington. El Dr. Joaquín Balaguer…diseñó y ejecutó una política exterior que respondería a otras condiciones internacionales e internas de República Dominicana. Seguidores y adversarios no le reconocen mérito alguno en el campo de la política internacional, en su calidad de Jefe de Estado….Pablo Maríñez[1]
Y tenía razón el intelectual-embajador dominicano. A diferencia de las tres décadas que duró la dictadura de Trujillo, en las que hubo una activa política exterior, tal y como planteé en mi obra sobre la “Política Exterior Dominicana.1961-1974”, en el gobierno de Balaguer las relaciones exteriores no eran prioridad en el régimen de los 12 años.
La afirmación anterior es cierta y ha sido demostrada en varias investigaciones. Sin embargo, algunos de los diplomáticos asumían con seriedad sus puestos, algo que hay que reconocer. Los documentos hablan por sí solos. En otras oportunidades, las propias circunstancias internacionales obligaban al gobierno a tomar posturas claras. Esto ocurrió con el CARIFTA.
En efecto, en el año 1971 se habían iniciado las negociaciones para firmar un acuerdo bilateral con Jamaica. El gobierno no había dado a conocer los detalles de la negociación, sin embargo el periódico El Caribe había conseguido la información y lo divulgó. El hecho, como era de esperarse enojó mucho a los responsables, especialmente al activo funcionario Carlos Nouel, que en ese momento ya había sido nombrado como Embajador de la República Dominicana en Jamaica. La publicación en el periódico en cuestión fue publicada el 7 de septiembre de 1971. El Embajador escribió una carta ese mismo día al Secretario de Estado de Relaciones Exteriores, Dr. Jaime Manuel Fernández, exponiendo cinco errores garrafales del medio en cuestión, que a su juicio podrían afectar gravemente las negociaciones:[2]
Hasta el momento no es cierto que “el Gobierno de Jamaica haya concedido por ley el privilegio de entrada al país sin permiso de importación a los productos del agro dominicano.”
Tampoco es cierto que el Señor Donald Brice, Subsecretario de Industria y Comercio de Jamaica haya venido al país para efectuar contratos de compra de productos agrícolas nacionales…
Son festinadas las afirmaciones del Señor Álvarez Bogaert sobre el ingreso de nuestro país al CARIFTA, ya que hasta la fecha el Honorable Presidente de la República no ha determinado aún nuestro ingreso… consecuentemente no ha autorizado para que se llenen los trámites ante el Secretariado General del CARIFTA…
La afirmación de que nuestro país se incline actualmente a ingresar a CARIFTA debido al deterioro de nuestras relaciones comerciales con Puerto Rico es nociva…No veo la necesidad de argumentar motivos negativos para justificar nuestras relaciones con los países miembros del CARIFTA…
Considerando que hasta la fecha las negociaciones para incrementar las relaciones comerciales con Jamaica y los demás países miembros de la Asociación de Libre Comercio del Caribe (CARIFTA)…se hayan en su alto nivel… me permito sugerirle que… ponga en conocimiento al Honorable Presidente de la República las consecuencias adversas que declaraciones de esta naturaleza podrían ocasionar, con el propósito de que no se produzcan en el futuro….[3]
Si bien el Embajador estaba molesto con el periódico, habían algunas verdades en el artículo. Se localizaron dos interesantes documentos. Uno de ellos fue el “Protocolo de los arreglos de mercado agrícola del CARIFTA”, traducido por el Embajador Nouel y enviado al Secretario Técnico de la Presidencia. Para interés del país, solo expondremos los aspectos que interesan al caso dominicano. Como podrá verse, el protocolo era muy específico para productos que no provinieran de los países fuera del Tratado:
“Las importaciones de cualquier artículo en un Territorio Miembro deberá proceder del Área: con la condición de que durante un período de tres años a partir de la fecha de entrada en vigor de ese Protocolo, las importaciones de cualquier artículo en un Territorio Miembro, que procedan de fuera del Área podrán ascender en total por cada uno de esos tres años, a un máximo de treinta por ciento de las importaciones de tal producto en ese Territorio Miembro procedentes de fuera del área durante el año 1966.[4]
El CARIFTA también definió un protocolo especial para el azúcar, principal producto agrícola de exportación de la República Dominicana. En el documento se señala que los Miembros del CARIFTA estaban conscientes “del papel vital que tiene la producción azucarera en la economía de ciertos territorios del Área de Libre Comercio del Caribe…”[5]. El convenio en cuestión adoptaba las mismas medidas que el anterior. Era una manera de protegerse, especialmente con un competidor como la República Dominicana.
En los artículos siguientes expondremos las intensas negociaciones que se realizaron para que la República Dominicana formara parte del CARIFTA. El espacio se nos agotó y ese artículo quedará para la próxima oportunidad. l
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[1] Pablo Maríñez, “Política
Exterior de República Dominicana”, Revista Mexicana del Caribe, Año VII, No. 14, 2002, p. 38.
[2] Memorándum del 7 de
septiembre de 1971, al Doctor
Jaime Manuel Fernández G.,
Secretario de Estado de
Relaciones Exteriores, del
Sr. Carlos Nouel, Embajador
en Jamaica, en Mu-Kien Adriana Sang Ben, En Mu-Kien Adriana
Sang, “La política exterior
dominicana. Del caos al abandono. 1961-1974”, Tomo II, Santo Domingo, Editora Banco de Reservas-Amigo del Hogar, 2002, p. 293 y siguientes.
“La política exterior dominicana. Del caos al abandono. 1961-1974”, Tomo II, Santo Domingo, Editora Banco de Reservas-Amigo del Hogar, 2002, p. 306.
[3] Ibídem.
[4] Protocolo de los Arregos de
Mercadeo Agricola del CARIFTA, ibídem p. 307
[5] Protocolo del 9 de septiembre de 1971m de Kis Arregkis Sibre
Azycar, de conformidad con
el artículo 13 y el párrafo 6 del anexo “a” del convencio sobre el establecimiento del libro comercio del caribe. ibídem, p. 309
