Intervencionismo arrogante

Roberta Jacobson, recién nombrada subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental, hizo el martes 8 de los corrientes unas declaraciones paternalistas, arrogantes, intervencionistas, irrespetuosas y olvidadizas.

Roberta Jacobson, recién nombrada subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental, hizo el martes 8 de los corrientes unas declaraciones paternalistas, arrogantes, intervencionistas, irrespetuosas y olvidadizas. Dijo: “Encuentro decepcionante a veces que algunos países cuyas transiciones democráticas fueron clave para su actual éxito y que son defensores de los derechos y la democracia en el mundo, hagan una excepción en este caso”, como vecino que se auto asigna autoridad para disponer en hogar ajeno sus ideales, normas de conducta, metas, premios y castigos, so pena de cesar el uso de servicios acostumbrados, tal que padre adoptivo de los biológicos, como queja a la decisión soberana de otras repúblicas americanas de incluir a Cuba en las cumbres de Las Américas, una nación excluida por presiones del gobierno de Estados Unidos hace más de 50 años.

Se olvida la señora Jacobson que las naciones que hicieron transición hacia la democracia la lograron combatiendo regímenes déspotas y dictatoriales impuestos mediante intervenciones ejecutadas por la organización donde ella trabaja, a través de otras agencias como laCIA, en contubernio con gorilas asesinos e irrespetuosos de los derechos humanos locales, con terribles costos en sangre y sufrimiento.

Se olvida que esas naciones que critica son verdaderas creyentes de la expresión del Benemérito Benito Juárez: “el respeto al derecho ajeno es la paz”, expresada en el contexto de la OEA como principio de no intervención en los asuntos internos de otros Estados, una conquista valiosa para sus denostados, aunque su violación es pan de cada día de la organización suya y de otras agencias norteamericanas.

Se olvida que la democracia es un mecanismo que da oportunidad a los electores de darse el gobierno que les da la gana sin la interferencia de instituciones, organizaciones, asociaciones, claques de poder, auspiciados interna o externamente. Se olvida que el sistema republicano norteamericano no es única opción de organización política, social, o nacional que existe en el mundo occidental, no digamos en el planeta Tierra.

Se olvida que la adopción de un sistema de organización nacional no obliga a país alguno a promover su sistema obligando a otras naciones a adoptarlo también. De hecho, para el latinoamericano, tal conducta está expresamente prohibida. Se olvida, como se olvidan otros funcionarios norteamericanos que critican conductas ajenas, de examinar la propia de Estados Unidos. Tal vez así logremos algún día encontrarlos encabezando algunas de las listas que preparan para señalar a los malos.

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