¿Keynes montaba bicicleta?

Dilma Rousseff está a punto de ser destituida del cargo para el cual fue elegida en las elecciones de octubre de 2014. No porque haya incurrido en algún acto de corrupción, pues sus opositores no han podido comprobar si su campaña para reelegirse&#823

Dilma Rousseff está a punto de ser destituida del cargo para el cual fue elegida en las elecciones de octubre de 2014. No porque haya incurrido en algún acto de corrupción, pues sus opositores no han podido comprobar si su campaña para reelegirse a la Presidencia se benefició de contribuciones derivadas de la operación Lava Jato (Car Wash), el principal caso de corrupción de la historia reciente de Brasil. Está a punto de ser cancelada por haber incurrido en una práctica conocida como pedaleo fiscal (“tax pedaling”).

El pedaleo fiscal -en el caso brasileño-, consiste en el uso de créditos de muy corto plazo para financiar programas gubernamentales en ejecución que, por alguna razón, no podían ser pagados en su totalidad con los ingresos corrientes del Gobierno. Bancos estatales como la Caixa Econômica Federal, Banco do Brasil, Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social y Fundo de Garantia do Tempo de Serviço, concedían financiamiento al Gobierno suministrando liquidez a programas gubernamentales en ejecución. Al final de cada año, esos financiamientos debían ser pagados por el Gobierno a los bancos estatales. Pero la tensión fiscal producida por un gasto público cada vez más elevado, reducía la capacidad del Gobierno para honrar los avances otorgados por los bancos estatales a los programas gubernamentales beneficiados. Quedaba así un endeudamiento no autorizado por el Legislativo que el Gobierno había recibido y que pasaba ahora al siguiente año, un resultado incompatible con los preceptos constitucionales de Brasil.

Algunos han indicado que dentro de los programas financiados a través del pedaleo fiscal se incluyen Bolsa Família, Brasil Sem Miséria, y Minha Casa Minha Vida, tres programas claves de la política social que han ejecutado los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) desde que Lula asumió la presidencia en el 2013. Estos programas, el crecimiento del empleo y el aumento de salario real, según el FMI, han permitido reducir significativamente la pobreza en Brasil. 22 millones de brasileños han logrado salir de la extrema pobreza desde que en el 2011 se inició Brasil Sem Miséria.

Rousseff no puede reclamar la patente del pedaleo fiscal brasileño. El titular es el ex Presidente Fernando Henrique Cardoso, quien en 2001 inició una práctica que fue convirtiéndose en una adicción a endeudamientos sin autorización del Poder Legislativo. Cuando Lula asume la Presidencia en el 2003 aprovechó el puente de financiamiento sin visado legislativo que había construido Cardoso. Hasta el 2009, Lula pedaleó una bicicleta pequeña, similar a la que Cardoso había utilizado. Entre el 2001 y el 2008, estas operaciones de endeudamiento sin validación legislativa oscilaron entre 0.03% y 0.08% del PIB. A partir del 2009, debido en parte la caída de las recaudaciones provocada la Gran Recesión que afectó al mundo y a Brasil, Lula comenzó a pedalear en una bicicleta de mayor aro, llevando las operaciones a 0.14% y 0.23% del PIB en el 2009 y 2010, respectivamente.

Cuando Dilma asumió en enero del 2011, puso en marcha un programa de ajuste fiscal que logró reducir el déficit del sector público no financiero (SPNF) a 3.6% del PIB en ese año (3.86% cuando se añadía el pedaleo fiscal). A partir del 2012, la bicicleta fue aumentando de tamaño, llegando a 0.81% del PIB en el 2014, año en que el déficit del SPNF alcanzó 7.9% (8.71% con el pedaleo). A noviembre del 2015, el déficit había subido a 9.5%, a lo que se agregaba un pedaleo de 0.94%. El ruido que estaban generando estas operaciones de endeudamiento no aprobado por el Legislativo, las cuales mostraban un saldo acumulado de 58,680 millones de reales (US$15,239 millones en noviembre del 2015), llevaron al Gobierno de Rousseff a tomar la decisión de pagar la mayor parte de esos préstamos, quedando un balance a final del 2015 de US$2,896 millones, equivalente a 0.16% del PIB, monto que se agregaba al déficit publicado de 10.4% del PIB.

Ese es el argumento utilizado para el “impeachment” de la Presidente Rousseff. La economía brasileña se estancó en el 2014 y comenzó a decrecer en el 2015, debido en parte a la caída de los precios de los “commodities”. La desaceleración del crecimiento en China y la irrupción de Estados Unidos como suplidor de derivados de petróleo y gas natural licuado, han contribuido al desplome de los precios de los principales “commodities”, incluyendo la soya, petróleo y derivados, acero, metales y minerales. Quizás, ante el impacto recesivo de este choque externo, el Gobierno de Rousseff, para evitar un retroceso en la estrategia de erradicación de pobreza, optó por aumentar no sólo el déficit del SPNF con financiamiento aprobado por el Legislativo sino también intensificar el pedaleo fiscal. Como decía Keynes, “hombres prácticos, que se creen estar bastante exentos de cualquier influencia intelectual, son generalmente esclavos de algún economista muerto”. Dilma definitivamente lo es de Keynes, quien en su Teoría General recomendaba aumentar el gasto público y por tanto, el déficit fiscal en tiempos de contracción de la demanda agregada. Sin embargo, no hay fotos de Keynes en bicicleta.

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