Desde hace un buen tiempo hemos estado siguiendo las exposiciones con cierta discreción, sin hacer mucho ruido, en vista de que con la llegada de Isabel a nuestro hogar, las salidas nocturnas se han reducido. Sin embargo, siempre se puede hacer una excepción, y la hicimos, para asistir a la inauguración de “Paisajes y Frutos”, la primera muestra individual de nuestra querida y admirada amiga María Oneida Abreu.
Al llegar a la sala de exhibiciones del Colegio Dominicano de Artista Plásticos (CODAP), nos sorprendimos, ya que aunque hemos tenido noticias del esfuerzo y dedicación que ha realizado Oneida en casi una década de trabajo, no nos imaginábamos que nos íbamos a encontrar con piezas tan depuradas que, sin lugar a duda, muestran la constancia y gran esfuerzo de esta artista en formación.
En efecto, las piezas de Oneida siguen la línea de su compañero el artista Alberto Bass, al recrear paisajes y frutos. Muchos comentarán que debió basar su producción en la proyección de otros temas y así crear su propio estilo, pero aun así lo ha conseguido, pues de forma minuciosa deja ver en cada pieza una magia particular o más bien un sello que permite descubrir que los detalles fueron trabajados por un alma femenina.
Y es que a nuestro modo de ver María Oneida Abreu se ha convertido de forma sigilosa en la alumna más aventajada de su maestro, llamando la atención del espectador con su gran colorido, pero sobre todo por la luminosidad en sus cuadros.
Son esas imágenes de tomates, ajíes morrón, pepinos y maíz las que nos hacen pensar en la riqueza de ese Caribe multicromático, lo que nos permite tener una gastronomía variada que poco a poco va penetrando en la memoria colectiva. Y qué decir de esos paisajes que, lo mismo refieren nuestro mar, que el cauce de nuestros ríos, ya que la República Dominicana es un país de contrastes, esos mismos que la artista recrea en sus imágenes, por lo que le felicitamos y animamos a seguir avanzando en el apasionante ejercicio de la creación.
