Apasionada por la educación, Arelis Rodríguez asumió desde muy joven el compromiso personal de dedicar sus mejores esfuerzos a mejorar las condiciones de vida de la gente en su país. Desde hace más de 20 años, dedica su quehacer profesional a promover un modelo de desarrollo que responda a la raíz de los problemas, en vez de sus manifestaciones, para reducir la pobreza y ampliar las oportunidades para las comunidades más pobres y marginadas del país. “Veo el trabajo como una oportunidad de servicio que nos permite mejorar el mundo en que vivimos, por lo que me compromete a dar lo mejor de mí. Mi sueño es tener una provincia con un potencial de desarrollo, que se sepa que por ella pasó una mina y que hizo la diferencia entre los pueblos”, agregó Rodríguez.
¿En qué consiste la labor de la Fundación Falcondo?
La fundación está diseñada con estrategias muy específicas para promover el desarrollo sustentado de las comunidades de Monseñor Nouel y La Vega, y nos hemos concentrado en la causa raíz del subdesarrollo, en vez de las manifestaciones, realmente nos vamos al fondo, y ¿cuál es el fondo de la gran problemática nacional? Es la calidad de la educación.
Hemos visto que a través de estos años la Fundación Falcondo ha desarrollado una serie de proyectos, ¿cuáles son los programas que se están desarrollando actualmente?
El gran programa nuestro es el de educación y todo lo que es la transformación socio-económica de las comunidades. En esta fundación realizamos una serie de programas, entre ellos: Programa de apadrinamiento de escuelas, programa de Allfabetización de Adultos, programa de Invernaderos Rústicos en Monseñor Nouel, Orquesta Sinfónica Juvenil, La Vega; proyecto de Ecoturismo, balneario Masipedro, Bonao; programa de Mejoramiento de Cacao, Comunidad de Caribe, Monseñor Nouel; programa de Protección de la Cuenca Alta del Río Yuna, Plaza de la Cultura de Bonao, proyecto de Emprendedurismo, panadería La Inmaculada de Los Palmaritos, Monseñor Nouel.
¿Cuál ha sido la evolución de la política de Responsabilidad Social en esta entidad?
Cuando todavía esto de la Responsabilidad Social no se usaba, nosotros habíamos empezado y le comenzamos a poner nombres y apellidos a procesos que nosotros hacíamos de forma natural, que hoy en día se califican de buenos. Cuando vemos el libro de las Naciones Unidas de Desarrollo Humano en el que se habla de Monseñor Nouel como la tercera provincia más empoderada del país, nosotros quisiéramos tomarnos un poco de ese crédito. Por años, hemos trabajado en el fortalecimiento institucional de los grupos de bases para que puedan exigir, demandar y reconocer sus derechos, pero también sus deberes como ciudadanos. Una de las bondades de nuestra organización es la capacidad de trabajar con otros y de hacer alianzas para movilizar recursos, conocimientos y hacer ese camino del desarrollo más corto. Lo nuestro es un trabajo compartido y, claro está, sin el apoyo de la empresa Falconbridge Dominicana las obras de Responsabilidad Social de Falcondo no podrían ser posibles.
¿Cuál es la estrategia que tiene la fundación para el futuro?
La estrategia es generar riquezas y empleos en esa zona, suficientes para que el día que esta empresa se vaya, no se vea la provincia como se ve en estos momentos, amenazada en su estructura económica. Nosotros queremos trabajar en los planes estratégicos de las provincias, acompañarlas y que se desarrolle un plan para los próximos 20 años que fortalezca a Monseñor Nouel y La Vega.
¿Están al tanto de las nuevas tecnologías?
Yo considero que somos una fundación de punta de lanza, porque con esto de las alianzas tenemos convenios con muchísimas entidades extranjeras importantes que están, como dicen aquí, “alante, alante” en términos de desarrollo y nosotros realmente moldeando nuestra fundación a pesar de que es pequeña. Pienso que en eso nosotros estamos manejando los temas. Porque al final de cuentas hay una guía para todas las agencias de desarrollo, que son los Objetivos del Milenio.
¿Qué papel juega el arte en esta fundación?
Primordial, porque el arte es lo que sensibiliza, es lo que compromete y lo que toca tus sentimientos. finalmente, es lo que transforma. Tenemos la primera escuela de arte para niños con discapacidad, la creó el maestro Bidó en Monseñor Nouel, hemos visto las personas con limitaciones cómo se comunican con el mundo a través del arte, hemos hecho cursos de fotografía con personas no videntes, con resultados impresionantes en todos los sentidos. El arte, para nosotros, en todas las manifestaciones es el gran humanizador.
¿Cuál es el impacto del empresariado social en el sector cultural?
El impacto nuestro son la plaza de la cultura de Monseñor Nouel, la construyó la fundación acompañando a Cándido Bidó en sus sueños, la misma casa de la Cultura en La Vega. Ahora estamos trabajando con las orquestas sinfónicas juveniles, la primera la hicimos en La Vega y ya son capaces de hacer presentaciones. El joven que está en las memorias nuestras, Santi Rodríguez, es alguien que es hechura de la fundación. Hace 15 años que trabajamos en su formación musical y tenemos el privilegio de que es un joven que no solo aprendió música, sino que se ha convertido en un ejemplo nacional para otros jóvenes y de que soñar en la República Dominicana se puede, si te aplicas, trabajas y si encuentras el apoyo.
¿Aspira a que los proyectos que ustedes ejecutan en Monseñor Nouel lleguen a otras provincias del país?
Gracias a Dios, algunos de ellos ya están, como el programa de apadrinamiento que es una iniciativa de la fundación y nosotros, en un acuerdo que hicimos con la IDEC, acompañamos a varias empresas importantes del país en cómo adaptar a su cultura nuestro programa de apadrinamiento. Hemos compartido porque el conocimiento no sirve para nada si no ilumina el camino de los otros, y es como país que tenemos que avanzar.
