los escogidistas hoy gozan la lealtad a su equipo. La campaña rompe lealtades políticas. La lealtad, llamada “amor que dura” por el investigador Stephen Post, recompensa felicidad a largo plazo; también conlleva dificultades. “Demanda mucho de nosotros especialmente en tiempos cuando nuestras emociones e inclinaciones corren en otra dirección y el amor se torna sojuzgada forma de deber… Con el tiempo el amor puede y disolverá la dureza de la dificultad y la desesperación”, dice, partiendo de sus observaciones de compromisos afectivos duraderos. No significa, aclara, que la lealtad sea ciega al error o lo mal hecho, a veces la protesta es la mejor forma de lealtad. “La lealtad que petrifica la opinión nunca rompe una cadena o libera un alma”.

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