La Libélula, de René Peguero Rodríguez

María de los Milagros, dominicana de “pura cepa”, hija de una familia de clase media del poblado La Arenisca, de Santiago de los Caballeros, se convierte en Yuleidis, para camuflada de puertorriqueña obtener la residencia que le permitió reencontra

María de los Milagros, dominicana de “pura cepa”, hija de una familia de clase media del poblado La Arenisca, de Santiago de los Caballeros, se convierte en Yuleidis, para camuflada de puertorriqueña obtener la residencia que le permitió reencontrarse con los suyos en Nueva York, maniobra que no le agradeció a sus progenitores, y que por el contrario, exacerbó el odio que les guardó en su alma juvenil por haberla dejado a su suerte en República Dominicana mientras ellos sobrevivían sin fortuna ni identidad en la llamada ciudad de los rascacielos.

Con nombre real o supuesto, se trata de La Libélula, personaje central de la tercera novela publicada por el escritor y arquitecto René Peguero Rodríguez, donde reitera el rigor estético de su narrativa, con un hiperrealismo que hace recordar perfiles psicológicos de clásicos modernos como Guy de Maupassant, Antón Chéjov y Fedor Dosteweski, en la descripción de vacíos existenciales que conducen a tragedias como el parricidio con que concluye el relato.

Pese a su brevedad, al lector acucioso le parecerá captar las huellas de los existencialistas franceses Jean Paul Sartre, en La Náusea y Albert Camus, particularmente en El Extranjero. Aunque muy dominicanos de la diáspora neoyorquina, los protagonistas despiden un fatalismo conmovedor como los que se expresan en la neo picaresca de los españoles Pío Baroja y Camilo José Cela, especialmente en La Familia de Pascual Duarte, que también termina con el asesinato de la madre.

El intelectual Diógenes Céspedes, quien dice que para emitir una opinión sobre un novelista espera ver su tercera entrega, tiene ahora material para referirse a la obra del autor de La Semana y Memorias de un anfibio. No crean que La Libélula es una versión femenina de El Peje, personaje de la segunda, con una fama hasta pornográfica.

He recomendado La Libélula entre mis colegas periodistas y psicólogos, por su sencillez poética con realismo social.

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