A los 60 meses de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi

1.- Uno de los momentos más difíciles, de mayor contrariedad de mi vida, fue cuando recibí la desafortunada noticia, el día 2 de junio de 2010, bien temprano por la mañana, de parte de la esposa de Jordi, de que éste había sido objeto de una…

1.- Uno de los momentos más difíciles, de mayor contrariedad de mi vida, fue cuando recibí la desafortunada noticia, el día 2 de junio de 2010, bien temprano por la mañana, de parte de la esposa de Jordi, de que éste había sido objeto de una tentativa de asesinato, al instante de entrar al parqueo del local del canal de televisión donde laboraba en un espacio televisivo.

2.- La información de la acción criminal contra mi hijo Jordi me impactó; la conmoción que sentí me dejó vivamente impresionado por lo inesperado del hecho; me sentí fuera de sí, atónito; pura y simplemente desconcertado; aquello fue un trance que no lo había enfrentado nunca, de ahí la tardanza y dificultad para reponerme.

3.- La duda de cuál era el estado real de la salud de Jordi, luego del atentado; de si estaba o no con vida; la ubicación donde había recibido los impactos de las balas que alcanzaron su cara, en fin, dentro de mi descalabrado estado de ánimo me hacía todas las interrogantes sin posibilidad de recibir respuesta alguna.

4.- Después de más de tres horas de inquietud, de desasosiego total, por fin, hizo acto de presencia mi amigo de siempre, el doctor Rafael Estévez Reyes, y me dijo que había intervenido quirúrgicamente a Jordi, que posiblemente perdería la visión del ojo derecho y que, de todas formas, había que esperar unas 48 horas. Las palabras del doctor Estévez Reyes, quien me genera total confianza como profesional, trajo algo de momentánea tranquilidad espiritual.

5.- Los días posteriores al 2 de junio de 2010 fueron de sobresaltos y angustia. A medida que avanzaban las horas, en mi mente se fijaba la idea de que Jordi se recuperaría, aunque estaba convencido de que no volvería a ver de su ojo derecho, como finalmente ocurrió.

6.- Mi vida, luego del 2 de junio de 2010, cambió por completo; nunca más he sido el mismo; ese hecho produjo una modificación en mi existencia. He tenido que vivir como un centinela dándole seguimiento a la salud de Jordi, a la seguridad personal mía y de mi familia, y vigilante del proceso judicial; y no voy a cambiar el ritmo; no hay variación alguna en mi marcha hasta que la Justicia cumpla su función sancionando como merece al que pagó para matar a Jordi y a los que cobraron el precio para ejecutarlo.

7.- Sesenta (60) meses han transcurrido desde el día que se materializó la operación criminal de sicariato contra mi hijo Jordi. No tengo plazo previsto para concluir el cumplimiento de mi deber como padre; he dicho y reitero que soy el escudo de mis hijos, y les protegeré mientras esté con vida; esa es una decisión irrevocable, el mismo carácter que espero de la sentencia que se ha de dictar para que impere la justicia, se derrote la criminalidad y nunca triunfe la impunidad.

New York, 2 de junio de 2015.

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