Los generales®

C omo chiste anecdotario se recuerda que no hay resistencia más rabiosa que la de un general al retiro para no ser graficado con chacabana y sombrero, a menos que el disfrute de las mieles del poder militar lo haya puesto a disfrutar del poder económico que le permitiera un desenvolvimiento empresarial próspero, finca y ganado incluidas, a su salida de los cuarteles. Después vinieron las empresas de seguridad y la pensión llevó a muchos a mantener la creencia de seguir en los cuarteles por tener bajo su mando a decenas de vigilantes privados, los célebres guachimanes, una especie de ejército irregular legitimado por la necesidad de servicios de protección y cuidado para personas, empresas, propiedades y bienes. Devino el retiro para algunos en posiciones de escoltas o guardaespaldas de empresarios y políticos, subyaciendo siempre la posibilidad del retorno al uniforme, todo estimulado en su momento por antecedentes, que hasta incluyeron la existencia de un partido “de veteranos y civiles” y varios movimientos de apoyo externo a candidatos y partidos de los denominados mayoritarios. Más recientemente, un ex jefe de policía está catapultado a la secretaría general de un nuevo partido que quiere reconocimiento pensando en “primero la gente” y otros de sus antiguos compañeros de armas que salieron del cuartel hacia el retiro como oficiales generales y/o superiores proclaman adhesiones a eventuales candidatos presidenciales para las elecciones pautadas para dentro de 2 años. ¡¿Qué cosa? ¿Eeeh..?!
Ley de partidos
¿ Qué tiene la ley de partidos que todos dicen querer su aprobación, promulgación y vigencia, pero in situs esos esfuerzos no traspasan el pronunciamiento verbal en busca de posicionamiento mediático, y la supuestamente tan anhelada ley no ha logrado en tanto tiempo superar la condición de proyecto? Es una pregunta tonta que, como diría Ercilio Veloz Burgos en El Pueblo Cuestiona, viene “de un amigo televidente”…